17-12-2013
Las consecuencias del amor
Una
última mirada vieja y cansada lo dice todo. No dice nada. Algo murió. El
recuerdo del pasado en las pupilas, antes de zambullirse en una gran caja de
cemento. Las consecuencias del amor.
Esta
mañana le he dado el último repaso a Sad
Song antes de enviarlo al Urban
Research 2014 organizado para la 10th Berlin International Directors Lounge.
El apaño de sonido que hice ayer ha dado su frutos y ya no hay pequeñas
molestias sonoras que matan al film. Pero la llaga de la boca me sigue
molestando.
Ya
puestos, lo he enviado a varios festivales más: el DocEX (que no creo que lo
seleccionen porque el máximo de minutos por vídeo son cincuenta – con
excepciones – pero no quieren películas), al Australian International
Experimental Film Festival (para el que tengo que enviar una copia en DVD por
correo que me va a costar la vida si el ayuntamiento de Castellón no me paga el
primer mes de la beca) y a uno de los importantes: el AFI Docs. Llevo toda la
tarde intentando subir a internet el documental para poder presentarlo a este
último, pero la conexión se cae cada quince minutos.
He
tenido que interrumpir el visionado de Sad
Song a media mañana porque a las 12 era la comida con el resto de artistas
de la residencia. Como me suele pasar, he sido el primero en llegar. A las
12.00 estaba tocando el timbre. Una vez allí, me he dado cuenta de que iba vestido
de la misma manera que el día de la performance
de ESOC. Los de la residencia se van a pensar que solo tengo cuatro trapos. Y
todo son camisetas monocromáticas del Decathlon. Bueno, así aparento menos
ínfulas de artista. Pues en realidad, eso de llamarse artista a uno mismo (o a
los demás) me parece pretencioso y exagerado. Volvemos al ¿qué es el arte?
¿Cómo valorar qué es y quién es un artista? ¿Cómo valorar la calidad de una
obra de arte? Solo el tiempo puede decirlo. Y mientras el tiempo no hable, aquí
(en el mundo a día de hoy) ninguna obra merece ser llamada una obra de arte ni
nadie ser reconocido como artista. Hacer
arte es hacer algo significativo para la humanidad: para su devenir, para su
recuerdo, para el pensamiento… pero si no es transcendente, si es un acto
egocéntrico ¿de qué sirve? Que esto no parezca un pensamiento grandilocuente (que
lo es, no lo voy a negar), pero esa “humanidad” también puede ser una única
persona a la que la obra de arte le haya hecho abrir su mirada y su reflexión. Las
obras de arte en sí mismas no cambian el mundo, pero si pueden cambiar a las
personas que actúan en él. Las consecuencias del arte pueden ser
significativas, si se le presta atención.
Después
de esta verborrea que hasta yo dudo cuando me la replanteo, a lo que iba: la
comida. Ha comenzado en silencio, tímida. “Qué
grupo tan introspectivo nos ha tocado esta vez”, ha dicho Irene en inglés a
la mesa. Sonrisas agachando la mirada. Poco a poco unos han comenzado a hablar
con otros. A mi lado se ha sentado Giulia, Guilietta,
una italiana que no es residente pero trabaja aquí ayudando a la dirección
mientras desarrolla sus dibujos/pinturas.
Ha
empezado hablándome ella y preguntándome por el vídeo que grabé de la
performance de ESOC y que le gustaría verlo. La conversación ha sido un remix
de castellano, italiano e inglés. Y es que chapurreando un poco de cada, todo
el mundo se entiende. Luego le he preguntado si ella trabajaba aquí o qué
hacía. Me ha contado que vino de Erasmus y se ha quedado un tiempo más, y que
trabaja aquí pero más como ayuda, y que al mismo tiempo realiza piezas de arte
de dibujo. Creo que me ha dicho esto, más o menos. Igual ahora estoy mezclando
conversaciones. Creo que al final también me ha comentado que un día me podía
enseñar sus dibujos. Yo le he contado el proyecto de las estatuas. Al final,
sin saber cómo, me ha dado su página de Facebook para que viese exactamente lo
que hacía. Giulia me ha caído muy bien, y es muy simpática. Y habla italiano,
que entre tanto alemán es agradable escuchar una voz poética y que rima.
Prefiero el italiano al alemán. De hecho, desde que estoy aquí la mayoría de
películas que he visto son italianas. Que cosas.
También
he hablado un poco con la otra coreana, que vive justo encima de mí. También se
llama Hye. Habla el alemán de calle, pues lleva seis años viviendo en Berlín.
Por su forma de hablar y su risa me ha recordado a Ana, la compañera de clase
china de mi prima Carlota. El inglés no lo domina tanto. Pero al parecer, según
ha contado Irene, y lo he podido comprobar escuchando a Paula (otra residente),
los que aprenden bien el alemán al llegar aquí no hablan bien el inglés. Me he
reconfortado al descubrir que mi inglés no estaba muy por debajo de la media de
los que no somos angloparlantes. Al final he estado hablando con Matthew, para
practicar. Y me he quedado escuchando una conversación que han tenido entre él,
la chica de cabellos rizados cuyo nombre sigo sin recordar, y Libby. Creo que
entre todos los idiomas que he escuchado en la mesa me quedo con el italiano.
Cyril
también se ha acercado a hablar conmigo. Le he dicho que esta semana no le he
podido hacer la entrevista porque estaba liado con la película de las estatuas.
Pero como se va a quedar aquí en navidad, no será por falta de tiempo para
hacerla. El me ha comentado que esta semana va a ir a ver o grabar lugares
abandonados como iglesias y fábricas, y me ha dicho si quería que le
acompañase. Le he dicho que sí. El día no lo tenía claro. Espero estar en casa
cuando llame a mi puerta.
Irene
me ha puesto un momento en evidencia (positivamente). Cuando los asistentes ya
no teníamos nada más que decirnos unos a otros y la conversación general iba
sobre “¿te molesto al hacer ruido en la habitación de al lado por la noche?”,
Irene ha puesto la palabra en mi boca
para que les explicase a todos mi proyecto de la residencia. Ha dicho en voz
alta algo como “Adrián quiere contaros algo para un proyecto que está haciendo
sobre Glogau”. Y yo he respondido con la mirada gacha un: “Yes”. No sabía como continuar
y me he reído. Lo que ha hecho que todos se rieran complacientemente. Una vez
el público está ganado es más fácil comenzar.
Les
he contado la idea en general: grabarles trabajando y hacerles una entrevista,
y les he dicho que en unos días les mandaré un email para explicarlo todo mejor
y organizarnos los que quieran participar. Para cerrar el pequeño discurso un:
“I’m very shy and my English is not very good. I’m sorry”.
Sonrisas e interés por su parte. Veremos las consecuencias de mi discurso y si
puedo llevar el proyecto a buen puerto.
Por
la tarde he ido a la oficina de correos a recoger el paquete con mis botas de caminante kamikaze. Casi tres cuartos de
hora de romería, papel en mano, hasta que he llegado a la ventanilla. La mujer
muy simpática me hablaba en alemán y yo le asentía con una sonrisa sin saber
que me decía. Le he dado la acreditación y le mostrado el DNI y todo ha salido
sin incidencias. Me he despedido en alemán con un “Tschüss”, que me ha devuelto
amablemente.
Ya
en casa he abierto el paquete. Todo estaba envuelto en papel transparente como
si fuera una col del supermercado: las botas, la memoria con todas mis
películas en Divx, el tocho de textos encuadernados sobre las brigadas
internacionales para preparar el dossier del documental respectivo, el
mini-reproductor de DVD externo, un par de calcetines y mi tela verde de chroma-key.
Con todo en su lugar me he puesto a enviar a los festivales Sad Song.
Mientras
se subía el film a la web del AFI he entrado a ver la pagina de Facebook de Giula,
Giulz de nombre artístico. Trabaja con tinta y hace dibujos muy grandes y
líquidamente infinitos, que gotean en sí mismos, yendo a la esencia de su
método de trabajo. Exagerando, para definirlo en tres palabras, sus
dibujos/pinturas son un Pollock ordenado donde la pintura misma lleva a una
forma concreta. Pero detrás hay un trabajo muy cuidadoso con el dibujo previo a
la tinta. Con lo que eso del Pollock ordenado es una mentira como que lana sube
y lana baja es una navaja y no una oveja en un ascensor. Pero creo que con esa
definición se entiende por donde van los tiros. En conclusión, que le he
escrito un mensaje con los respectivos elogios y le he pasado los links de mi
canal de YouTube y Vimeo. Me había preguntado en la comida si tenía página web,
y le he dicho que no, pero que tenía canal de YouTube y Vimeo. (Nota mental:
hacerse una página web de verdad). De paso le he dicho que si quiere ver el
vídeo de ESOC, pues ya sabe donde vivo; y que si quiere, aunque no sea
residente pero si artista dentro de la Glogau, también puede participar en las
entrevistas.
Justo
en el momento de darle a “enviar” el mensaje, como un aviso del destino, la
conexión a Internet se ha caído. Precavido, antes de borrarse la página he
copiado el texto. Que no lo he dicho, pero lo he escrito en italiano usando el
traductor de Google. Lo que me ha llevado a pasarme una hora corrigiéndolo para
que no hubiesen erratas muy graves. No nos fiemos del traductor de Google,
aunque en ocasiones extremas sea un salvavidas (como en el caso de la
lavadora). Al perderse la conexión a Internet también se ha dejado de subir la
película al AFI (y ya estaba en el 98%. Es de esos momentos que duelen).
Como
no había manera de volver a conectarse, y era imposible ver una película en
Filmin vía streaming, he cogido la
memoria externa de mis películas en Divx. Ha llegado caída del cielo (nunca
mejor dicho porque ha venido en avión). Incubando todavía el efecto producido
por La grande bellezza, he decidido
hacerme un pequeño ciclo de Paolo Sorrentino comenzando con la primera película
suya que vi: Las consecuencias del amor (La conseguenze dell’amore, 2004).
Al
poco de comenzar, movido por la incomodidad de haberme dejado las cosas a
medias, he pausado el film y he vuelto a probar la conexión a Internet. Por un
instante ha vuelto y le he podido enviar a Giula el mensaje. También he vuelto
a dejar subiéndose Sad Song. He
seguido con Las consecuencias del amor.
Pasada mitad película he querido ver como iba la subida. Otra vez se había
caído Internet. Otra vez tenía que volver a empezar. Pero no he podido, pues
Internet ya no ha vuelto. Solo me ha dado tiempo a enviar el mensaje. Desde
entonces no tengo conexión. He terminado de ver Las consecuencias del amor y aquí estoy, escribiendo mientras
espero a que vuelva la Red y me atrape dentro de una caja de cemento del que no
puedes escapar viendo el tiempo pasar. O como diría Dante (en una cita directa
de la Divina comedia (1304-1321) que
se puede encontrar en la Wikipedia y me ha venido de perlas):
Nel mezzo del cammin di nostra vita
mi ritrovai per una selva oscura,
ché la diritta via era smarrita.
Ahi quanto a dir qual era è cosa dura,
esta selva selvaggia e aspra e forte,
che nel pensier rinova la paura!
Tant'è amara che poco è più morte;
ma per trattar del ben ch'i' vi trovai,
dirò de l'altre cose ch'i' v'ho scorte.
Io non so ben ridir com'i' v'intrai,
tant'era pien di sonno a quel punto
che la verace via abbandonai
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