3-1-2014
Barcos de papel con banderas extranjeras
Hoy
ha vuelto el caminante kamikaze. Trípode al hombro, cámara en el bolsillo, el caminante kamikaze estaba dispuesto a
recorrerse las calles de Berlín hasta llegar al extremo este de la ciudad. Hacía sol, corría una refrescante brisa y las
nuevas zapatillas estaban bien acopladas a sus pies. Hoy ha vuelto el caminante kamikaze.
Sí,
hoy he vuelto a darme uno de mis largos pateos. No sabía ya que lugar visitar,
así que busqué por Google Maps algún sitio que me llamará la atención.
Mirbachplatz. Desde la vista aérea del Maps solo veía una punta de un edificio
en medio de una pequeña plaza copada de árboles. Estaba a ocho kilómetros de
casa y cerca había un parque con un lago, buena elección. Pero no he estado muy
atento al camino. Florence me ha inspirado una idea muy buena para un
cortometraje que podría realizar para Notodofilmfest. Así que, en las casi
cinco horas de caminata apenas he sacado la cámara, pero he escrito mentalmente
un guión. Se va a llamar Desaparecer.
Al principio lo iba a titular El amor
desaparecido o El amor ha
desaparecido, pero quedaba muy cursi para mi gusto. Poco a poco, a cada paso
que daba le he ido dando forma. Es increíble la sensación que produce ese
proceso de ir dándole cuerpo, de pensar y repensar la idea, añadirle aspectos,
corregirle fallos, enlazando temas y acciones, buscar el por qué ... y más
emocionante es hacerlo de cabeza, sin detenerse mental ni físicamente, mientras
caminas por las calles y cuando te das cuenta estás cruzando sin mirar una gran
avenida y un camino de Heinz podría
haber hecho un bote de kétchup contigo. Es sorprendente cómo el tener que
visualizar lo que estás pensando para poder ir dándole forma hace que no veas
lo que tienes alrededor, que estés sumergido en un mundo paralelo.
Los
cortos del Notodfilmfest deben ser muy breves, un máximo de tres minutos creo.
Anoche estaba dándole vueltas, un buen corto de esa duración tiene que ser muy
sencillo pero muy profundo, con las ideas claras y con una narrativa mínima decirlo
todo. Y, por supuesto, yo no pienso hacer un corto cómico con el que todo el
mundo se ríe, gana el premio del público y la moraleja es lo de menos. Viene en
mí, tengo que hacer algo dramático y profundo, serio (aunque no demasiado),
poético y elegante. Es decir, poco popular. Como lo tendré hecho en un par de
semanas o menos (espero) ya contaré de que va. De hecho, publicaré el relato
corto en que se basa. Porque no me gusta escribir guiones. Prefiero escribir un
relato corto que me sirva de guión. Mientras lo iba pensando ha resultado ser
muy kafkiano, que le vamos a hacer.
En mi hombro izquierdo Camus, en el derecho Kafka.
Caminando
he pasado por delante de un café, creo que llevado por españoles, que se
llamaba “Ana y Otto”, como Los amantes
del circulo polar (1998), esa mala, sí, mala, reconocedlo de una vez,
película de Julio Medem. Con ella empezó el desastre después de las maravillas
de Vacas (1992), La ardilla roja (1993) y Tierra
(1996). Y podemos salvar también La
pelota vasca, la piel contra la piedra (2003).
He
llegado a la Mirbachplatz y había una pequeña iglesia, he pensado, abandonada y
medio en ruinas. Le he dado la vuelta a la rotonda y he cogido dirección al
parque WeiBensser. El lago era inmenso para un parque. Y es que no dejan de
llamarme la atención los parques de Berlín, son bosques a los que se les
respeta su naturaleza. En la orilla del lago había dos barquitos de papel. Por
supuesto, me he puesto a grabarlos. ¿Cuántas veces se encuentra uno con barcos
de papel que flotan de verdad en medio de un lago?
Ya
tenía el punto de partida para iniciar la serie de haikus inspirada por los poemas de Irene. Barcos de papel, patos,
la luz bañándose en el agua… difícil de encajar en la tristeza que tiñe sus haikus. Pero más interesante saldrá el
vídeo. Adiós a la delicadeza y la ñoñez de los cisnes, adiós los barcos de
vapor y las luces doradas del sol. Que se llenen de tristeza esos iconos
gentiles, que desparezcan sus rimas sutiles. He decidido que utilizaré éste:
Senyal
Vida de paper
Has deixat l’estampa
en ella
Amb eixa tinta vermella
Cuando
me estaba marchando he visto que un hombre se ha tirado desnudo al lago para
darse un chapuzón y lavarse un poco. Una señora con la que me he cruzado me ha
dicho algo en alemán riéndose. Cómo llevaba la cámara al hombro supongo que
habrá sido algo tipo que lo grabase, no lo sé, pero he asentido con una sonrisa
y he seguido caminando. Ha sido entrar y salir del agua, no he podido grabarlo,
y tampoco habría sido pertinente.
A la
vuelta he decidido bajar por un camino diferente que me ha llevado al
cementerio judío. Al lado del cementerio hay un Lidl. Unos chavales han salido corriendo con un par de botellas de
alcohol cada uno y mirando hacia atrás mientras soltaban carcajadas
malhechoras. Estaba claro que lo habían birlado. Al llegar al final del
cementerio me he metido por una callejuela sin asfaltar que daba a una especie de
camping. Algo muy extraño: a la izquierda un pequeño taller y concesionario de
Citroën, a la derecha el cementerio, entre ambos una idílicas casas de verano
con su jardín bien cuidado.
Para
llegar a casa debía pasar por el Görlitzer Park con mis queridísimos drug dealers.
Con estos pelos y estas barbas debo de tener pinta de consumidor de marihuana, pues
uno tras otro me han ido ofreciendo. “Hallo!
Do you want some weed?”. “No, thanks”
y he cruzado el parque.
Nada
más llegar me he puesto con el relato corto/guión de Desaparecer. Después me he leído el guión del cortometraje que está
preparando Cyril. Me lo ha pasado para que le diera mi opinión. Me lo he leído
en francés y en inglés para que no se me escapase nada. Una buena respuesta
requería tiempo, y escribirla en mi frenchglish
todavía más. Al menos con el puedo ir
cambiando el idioma cuando no me salen las palabras, eso hace las cosas más
fáciles. No sabré hablar bien ningún idioma, pero chapurreándolos todos un poco
algo se puede hacer. Lo mismo me ha
pasado con Giulz, que hoy, por sorpresa para mí, me ha escrito un mensaje para
decirme que ya había llegado a Berlín. Le he contestado en italiano y eso
también me ha quitado minutos. Después el correo pendiente que tenía con
Florence para intercambiar cortometrajes y demás. Éste correo todo en francés.
Tengo pendiente el alemán…
Se
me ha hecho tarde para transferir el material grabado, o ponerme a editar el
vídeo en el que empecé a trabajar ayer y que consiste en comparar una actuación
de música tradicional coreana con otra de flamenco. Mañana me pondré con ello,
después con el haiku y después con el corto para Notodofilmfest. Tres proyectos
diferentes en la cabeza. También estoy leyendo tres libros diferentes. Y todos
los días caen una película y un par de capítulos de series de televisión. Entre
medias camino, como, trabajo y escribo. No sé de dónde saco el tiempo ni las
fuerzas, pero ahí están. Es la pulsión creadora, inagotable, insaciable.
Cuando
ya me disponía a cenar y tenía el capítulo de Futurama esperándome, he salido al comedor ha prepararme la leche.
Estaba la nueva inquilina, Lye, haciéndose la cena. Me ha repetido su nombre
varias veces, pero ha sido imposible pronunciarlo. El mío tampoco era fácil, así
que los dos contentos. He decidido hacerle compañía, cenar con ella, hablar un
poco y conocernos mejor. He vuelto a la habitación, he quitado el capítulo de Futurama, cogido el paquete de Corn Flakes y he salido a la cocina. Me
ha contado que pinta y hace fotografías de ruinas, que vive en Alemania desde
hace seis o siete años, pero que los últimos meses estaba en otra residencia
artística de Estambul. Ha vuelto para terminar el proyecto que debe presentar
de final de estudios en su escuela de bellas artes cerca de Leipzig (si no
recuerdo mal). Ha estado en Granada y en Sevilla. Yo le he dicho que quiero a
Taiwan y que tengo una prima china. No sé cómo, pero siempre termino sacando a
Carlota en todas mis presentaciones. Hemos terminado de cenar y ya eran las
diez y media. Como escribir cada capítulo me lleva unas dos horas y media, me
he puesto a ello sin ver ninguna película, aunque tampoco tenía la cabeza
preparada. Para mañana dejo el documental sobre El infierno de Henri-George Clouzot (Serge Bromberg y Ruxandra
Medrea, 2009) que me ha pasado Cyril, y, puede que también La vida secreta de Walter Mitty (Ben Stiller, 2013), que para los
que no lo sepan es un remake de una
película de Norman Z. McLeod dirigida en 1947 e inspirada por un relato de
James Thurber. Estoy pensando que últimamente tengo al cine asiático un poco
abandonado. Le daré estas semanas.
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