7-1-2014
(terminar) Proyectos, (continuar)
Proyectos, (empezar) Proyectos
Después
de haber recibido el pasado día 5 el correo de la editorial, que me indicaba
las nuevas correcciones del libro de Pozos
de ambición, y después de haberme calmado un poco, le envíe un correo a
Agustín esperando “tu consejo, tu sabio
consejo”, al igual que Nacho Vegas el del
Ángel Simón, mientras se confiesa cantando: “Que ahora estoy cansado. Y sólo tengo miedo de mi propia vida. Y que sé
que lo tendré, toda la puta vida, decida lo que decida”. Y estaba claro lo que Agustín me iba a decir, lo mismo que El ángel Simón: “Como tú siempre decías, 'formalidad
poca, pero que dure'.
Como tú siempre decías. Gracias. Así es y así será. Toda mi vida, decida lo que
decida”. Y, estaba claro, esta mañana, tras leer el correo de Agustín, me
he redimido de mis palabras del otro día y he hecho las correcciones que me
pedían. Las últimas, espero.
Las
correcciones me han tenido entretenido toda la mañana, en la que un paquete de
papas tipo Pringles, con sabor a
paprika se han convertido en mi comida. Quería terminar cuanto antes el texto y
no me he levantado hasta poner el último punto. Escribir, papa de paprika,
escribir, papa de paprika, escribir, dos papas de paprika, escribir, cinco
papas de paprika, escribir, me he quedado sin papas de paprika. Se me han hecho
casi las tres y Cyril ha llamado a mi puerta en el momento justo, nada más
enviar el documento. Quería que le ayudase con unas pruebas para su
cortometraje. Y eso he hecho. Sólo tenía que caminar por el jardín de la
residencia siguiéndole de frente. Después lo ha proyectado en la pared de su
habitación mientras me grababa un primer plano conmigo mismo caminando por
detrás de mi cabeza. No estaba contento con la prueba, el efecto no era el
deseado. Le he dicho que podía utilizar mi tela de croma, pero quiere algo más
natural, aunque como último recurso lo agradecería.
He
vuelto a mi habitación y le he enviado un mensaje a Hanneke para pedirle que
sea mi actriz en Desaparecer. Sólo
serán dos planos y saldrá de espaldas, pero es necesaria. Me ha dicho que sí.
Así que he seguido preparando la grabación, que será el jueves. He seguido pintando
el cuadro que en el corto hará de atrezzo.
Pintar con acuarela es la eternidad y un
día. Mientras pintaba, Cyril ha vuelto a llamarme para que le ayudase a
subir un gran cristal que había tirado en el jardín y que quizás le podría ser
útil para lograr el efecto que buscaba.
Al
volver nuevamente a mi habitación he revisado la ficha del proyecto que me ha
remitido Agustín. Entre que no se decir que no, y que no puedo estarme sin
hacer nada, me he enfrascado en otro proyecto para escribir un libro. Hace unos
meses, José Francisco Montero, el autor del único libro sobre Paul Thomas
Anderson que hay en España, me envió una ficha en blanco para que la rellenase
y presentase un proyecto para la nueva línea editorial de Macnulti. Si me
apetecía participar, por supuesto. Después de la experiencia de Pozos de ambición no quería volver a
escribir en solitario un libro de análisis fílmico, así que le comenté la
posibilidad de coescribir sobre algo que le interesara a Agustín. Yo escribo
sobre lo que sea, así que el tema, a
priori, me daba igual y cualquiera sería bien recibido. Agustín me propuso
uno, que por ahora debe permanecer en secreto. Lo trabajamos un poco y hoy le
he devuelto la ficha rellenada a José Francisco Montero, sólo para ver que le
parecía. Le ha parecido tan bien que la ha enviado directamente a su compañero que
lleva la colección y al director de la editorial. Así que por ahora parece que
para 2015 ya hay un proyecto de escritura encarrilado. En abril sabremos si nos
lo han seleccionado.
Pero
por el momento, yo sigo pintando, leyendo, escribiendo, fotografiando,
grabando… Hoy también he hecho una nueva foto para La habitación blanca. Estaba comiéndome un triste sándwich y una
mandarina, pues se me había hecho tarde y las papas de paprika comenzaban a
hacer efecto en mi estomago, cuando me he fijado en un pincel que reposaba
frente a la ventana. Me parecía una fotografía interesante y me ha hecho pensar
que quizás sean los planos detalle lo que debería configurar el álbum de La habitación blanca. Luego he repensado
que siempre es mejor que haya un poco de todo., que así salen las cosas más
ricas.
Cuando
me he liberado de un poco de faena he revisado el correo y he visto que Clàu
xx, como me ha pedido que la nombre para el proyecto, me ha enviado una muy
trabajada correspondencia fílmica desde Toronto. Allí si que es invierno, con
nieve por todos lados, el hielo aferrándose a los cristales de los coches, la
gente aborregada en sus abrigos nórdicos… Me ha gustado mucho la carta de Clàu,
me ha alegrado el día ver que hay gente que se toma las cosas tan enserio, y
con tanta gracia, como yo. Espero poder estar a la altura con mi siguiente
correspondencia. Mientras tanto, sigo esperando la primera del resto de
artistas que han decidido participar. Cada correspondencia fílmica es toda una
sorpresa, tanto a nivel formal como de contenido. Si el proyecto sale completo
con todas las ciudades creo que será el más interesante.
Postal 1 Toronto from webDOCC on Vimeo.
Postal 1 Toronto from webDOCC on Vimeo.
He
seguido preparando la grabación de Desaparecer.
He cogido el storyboard y la cámara
de fotos con el formato que quiero para el vídeo y he hecho una toma estática
de cada plano que luego formará parte del vídeo. Todo iba bien hasta llegar a
la parte de las piernas, que estaba pensado que primero me desapareciese una y
luego la otra. Y que claro, como llevaré pantalón y se supone que sólo me
desaparece la carne, no la ropa… Vamos, que cuando me he quitado una pierna del
pantalón, éste se ha caído. Estaba claro, si el pantalón no tiene algo a lo que
aferrarse se va a caer igualmente. Esto venía acompañado de que, aunque en los
dibujos parecía muy fácil, en cámara era imposible taparme bien la pierna y que
se viese el pantalón vacío. En resumen, he tenido que replantear la escena para
grabarla en un primer plano en el que me iré arrastrando sin pantalones por el
suelo, así cuando me cruce por delante de la cámara mis piernas habrán
desaparecido. Después un plano de los pantalones caídos en el suelo. Esto
implica que ya no pierdo las piernas escalonadamente, sino a la vez, con lo que
no puedo subirme a la cama, evidentemente, por lo que el corto terminará
conmigo tumbado en el suelo boca arriba cual tortuga (ninja), todo pintado de
verde para luego poder hacerme desaparecer en posproducción. Ya veremos como
sale. Pero para eso estoy aquí, para experimentar cosas y probar ideas. Que se
me haya ocurrido Desaparecer me ha
venido bien.
Entre
fotografía y fotografía iba consultando el correo. He recibido uno de Rosabel,
una amiga de María G., que es actriz y está viviendo en Berlín. Hable de ello
con María G. por lo de un festival de cine corporal en el paisaje, en el que
quizás podría colaborar con su amiga. Así, Rosabel me ha dicho de quedar el
sábado por la mañana para tomar un café (yo espero que haya chocolate caliente
o zumo de naranja, no bebo café). Y para dentro de unas semanas la idea es
quedar con Bet, la directora de fotografía de Los chicos del puerto, también afincada en Berlín y que, muy
amablemente, Alberto Morais me llamó el otro día para ponernos en contacto.
Esto me recuerda que hoy han salido las goyescas
nominaciones a los Goya, como ha dicho Ingrid Guardiola en un comentario muy
acertado por el Facebook: “Una part del
cinema espanyol és goyesc, una altra part no. "salvo algunas
excepciones"”. Menos mal que han tenido la decencia de nominar a La herida. Lo de Caníbal (Manuel Martín Cuenca, 2013) estaba claro, por ella no
había que preocuparse. Y la nominación a Neus Ballús a mejor dirección novel ha
sido una buena sorpresa. De los documentales nominados, un año más, sin
comentarios. Ceder a los indies ya ha
sido más que suficiente con reconocer a La
herida, no vaya a ser que esas pequeñas grandes películas como Arraianos (Eloy Enciso, 2012), Dime quién era Sanchicorrota (Jorge Tur,
2013) o El jurado (Virgina García del
Pino, 2013) descubran que en España se hace buen cine, y así, desde el gobierno
para recortar en cine, ya no puedan poner la excusa de que la gente no ve cine
español porque es malo.
Por
si me parecía haber hecho poco, la noche la he terminado pintando otro cuadro
entre las pausas que el streaming de Nostalgia de la luz (Patricio Guzmán,
2010) iba teniendo. Todavía no está terminado, pero el efecto del óleo tal como
sale del bote y después raspado ligeramente sobre las chorreras sanguinolentas
del spray rojo hacen que desde la distancia el cuadro tenga un sentido del
siniestro bastante logrado. Y es que todo consiste en esto: la luz, las capas y
las superficies.
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