sábado, 11 de enero de 2014

10-1-2014. Panteras kafkianas

10-1-2014

Panteras kafkianas

Panteras. Panteras, panteras, panteras. Panteras, panteras, panteras. Panteras, panteras, panteras. Panteras, panteras, panteras. Yo era una pantera, nena“ canta Espanto. Me he pasado el día tarareándome “Kafkiano. Kafkiano, kafkiano, kafkiano. Kafkiano, kafkiano, kafkiano. Kafkiano, kafkiano, kafkiano. Kafkiano, kafkiano, kafkiano. Yo era un bicho kafkiano“.

A las ocho de la mañana he saltado de la cama por si tenía que grabar a Hyeja cocinando. Mientras tanto me he puesto a editar Desaparecer, a ver si conseguía acercarlo a mi idea de hacer algo expresionista y artístico, plástico. He decidido convertirlo en una cortometraje mudo, con intertítulos y música como único acompañamiento sonoro. Y, después de las pocas esperanzas que tenía ayer, hoy me ha parecido hasta medianamente bueno. Con la música de Raül Fuentes (Heezen) bien colocada en su sitio, siendo una pieza más del corto, dándole toda la fuerza que necesitaban las imágenes, ha quedado bastante fino. He tenido que recortar planos, eliminar otros y demás. Falta la voz de Rosabel y creo que ya estará listo.


Hyeja al final no ha cocinado. Mañana se va a Londres y tenía que preparar el viaje, así que he aprovechado el día para probar y pulir los efectos de desaparición y distorsión. Mientras trabajaba han golpeado a mi puerta, abierta como siempre a todo aquel que quiera entrar. Era Giulz. Sin levantarme de la silla la he saludado con una sonrisa, esperando a que entrara, o que me preguntara algo, o no lo sé, todavía tenía la cabeza en el montaje y he quedado bastante mal. Se ha asomado Sergio y otra chica. He salido de mi mundo y me he acercado a presentarme. Fuera había medio séquito de los nuevos becarios que van a trabajar en la residencia. Todos españoles. El que se va a encargar de las tareas de mantenimiento, Samuel, es de Castellón. Ellos han seguido la visita por el edificio y yo me he quedado hablando un poco con Giulz, que me habla en italiano y la entiendo perfectamente, pero yo le hablo en inglés, no vaya a decir alguna palabra que no toque. Va a preparar una pieza para el showcase y me ha dicho que si quiero grabarla. “Nice, of course!”.

Cuando tenía el montaje terminado he bajado a las oficinas a buscar a los españoles. Quería comprobar si los rótulos del corto se entendían bien. He utilizado una tipografía que me parece que no termina de leerse y los acentos parecen no existir. Sólo estaban Sergio, Samuel y Giulz, así que han sido bienvenidos.  Efectivamente, las letras al principio cuesta leerlas. El corto les ha gustado. “Muy kafkiano” me ha dicho Sergio. “Me has pillado. Salió así, sin quererlo, una especie de adaptación de La metamorfosis”.  Han visto que Hanneke era la actriz y tenía que salir el comentario: “Hanneke es tu actriz favorita”. Giulz ha hecho el otro pertinente: “Si necesitas a una chica joven yo soy tu actriz”. Le he dicho que se lo iba a decir a ella, pero todavía no estaba aquí. Y es verdad, había pensado que fuese Giulz la actriz, pero eso, no estaba todavía por aquí. Y con Hanneke me lo paso bien, nos reímos mucho. Por la tarde yo seguía liado intentando pulir al máximo los efectos de un par de planos que se resistían, y en eso ha llamado ella a la puerta.

Al parecer alguien había pintado un grafiti muy cutre y feo sobre una de las piezas de su mural y quería hacer algo, así que me ha avisado por si la quería grabar. Me he puesto las zapatillas y la he acompañado. Ha sido rápido, sólo ha xerografiado la palabra “Riders” que habían escrito sobre el mural, y ha sacado del showcase  su pintura y la hemos subido a la habitación. Yo he seguido con la edición. No había pasado mucho tiempo y Hanneke  ha vuelto a llamar. Había hecho un par de dibujos sobre la serigrafía y quería pasarlos al mural. Esta vez no me he puesto ni las zapatillas, he bajado a la calle con las de ir por casa. “In one moment you make magic” le he dicho. Y es que en menos de cinco minutos ha convertido la palabra “Riders” en una especie de cabra fantasma rosa muy graciosa.  ¡Qué destreza con el pincel! Le he dicho que el dibujo sería la mascota perfecta para una marca de leche de motoristas macarras. Le ha hecho gracia el comentario. Al volver hacia las habitaciones se ha acordado de que se había olvidado de hacerle una foto a la palabra, antes de pintar sobre ella, para así poder ver luego el cambio. Le he dicho que esta noche intentaría construir una máquina del tiempo y así volver atrás un día para volver a pintar. Con la broma nos hemos terminado despidiéndo con un “See you yesterday”, “nos vemos ayer”. Yo he seguido con la edición. Por tercera vez, sin haber pasado más de quince minutos, Hanneke ha vuelto a llamar. Se ha disculpado por ser “pesada”, pero yo encantado, me tenía entretenido. Iba a volver a colocar el cuadro con los nuevos dibujos dentro de la vitrina del showcase. La he ayudado a bajarlo, he grabado como lo colocaba y “See you yesterday”.

Pero antes de eso, a la hora de comer me he cruzado, después de dos días sin verla, con Yunyi. Le he preguntado si quería ver mi corto, sin terminar y sin subtítulos. “It’s very kafkian”, me ha comentado. “Yes, you’re right. I like Kafka and I don’t know how when I wrote the screenplay the result was very kafkian”. Le ha hecho gracia y ha querido hablar un poco de ello. En eso, el horno con mi pizza ha hecho “ding”, así que le he enseñado rápidamente algunas fotos de Krampnitz para que vea que no le mentía cuando le dije que yo también fotografiaba lugares abandonados. Habían tantas que me ha pedido el Facebook para verlas con tranquilidad. Después me he comido la pizza.

Pero la historia de hoy con Yunyi no terminaba ahí. Lo primero que había hecho al levantarme había sido poner la lavadora, esta vez sin fallar, seleccionando el programa corto. Editando Desaparecer se me ha olvidado por completo. Lo he recordado mientras me terminaba la pizza, casi a las tres. La ropa llevaba seis horas en la lavadora. Enseguida he subido a recogerla, pero había un problema. La llave para abrir la puerta del pasillo del piso de arriba había desaparecido. He llamado al timbre, esperando a que alguien me abriera, pero no. Al bajar a la habitación he visto que delante de la puerta de Yunyi había un tendedero esperando a la ropa. He llamado a su puerta esperando que tuviera las llaves. Efectivamente. Se las he pedido. Como ambos hablamos a trompicones con el inglés, lo que es perfecto porque es un “inglés nivel medio”, ella me explicaba que estaba lavando su ropa, que la lavadora estaba ocupada. Yo le decía que quería recoger la ropa, no lavarla. Entonces me ha contado que había sacado mi ropa de la lavadora y la había tendido en el piso de arriba, para así ella poder utilizarla.  Me he disculpado por haberlo olvidado y le he agradecido que la tendiese, calzoncillos incluidos.

Cuando, por la noche, he ido a hacerme el bol de Corn Flakes me he encontrado con Cyril en la cocina. Hemos hablado un poco del día y le he dicho que mañana en la librería española hay actuación de un kazajo que hace música experimental, por si se quiere venir. Así que mañana veremos.  He cenado mientras veía Futurama y seguía trabajando los efectos de Desaparecer. Al terminar, me ha hablado Óscar, el director de Fallas 37, el corto documental en el que ayudé hacer un par de años, para contarme que había visto Monumentos en la luna y que estaba empezando un proyecto nuevo. Me ha recomendado que viese la película de Ralf König, rey de los cómics (Rosa von Praunheim, 2012) para que me hiciera una idea de estilo y le diese mi opinión.


Iba a empezar a ver la película mientras se renderizaba el corto. Pero me ha escrito Sofía y hemos estado hablando un rato, cosa que siempre es agradable. Me he acordado de mis dudas con los rótulos del corto y le he pasado una captura de pantalla. También le cuesta leerlo un poco. Decidido, mañana cambio la tipografía. Pero por la mañana, y para que no se me olvide como me ha pasado con la colada me lo he apuntado con boli en la mano, a las doce he quedado con Rosabel. Voy a tener que ir haciendo una lista de tareas. Por poco se me olvida que también tengo que preparar una entrevista a Fernando Franco, el director de La herida, al que le escribí anoche y, muy amablemente, ha accedido. La tengo que preparar este fin de semana. Se acumula la faena, pero menos mal que somos “Panteras. Panteras, panteras, panteras”… kafkianas.

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