martes, 7 de enero de 2014

6-1-2014. Cara nueva y habitación nueva para desaparecer

6-1-2014

Cara nueva y habitación nueva para desaparecer

En un contexto que nada tiene que ver con mis intentonas, Los Planetas cantan: “Si te esfuerzas puedes desaparecer”. En otro contexto, diferente al de la canción de Los Planetas, y todavía más al de mis tentativas, Manos de topo cantan: “Tú sabes lo que hay que hacer, quiero verte desaparecer”. Con esto vengo a decir que hoy lo he logrado, al tercer intento ha salido la buena. Ya lo dicen los locutores de los partidos de la NBA: “Three is the magic number”.


Antes de eso, la mañana no ha estado vacía,  una cosa me ha ido llevando a otra y al final he hecho desaparecer mis brazos. Lo primero ha sido afeitarme, pues anoche  en el espejo del cuarto de baño me pareció ver a Mr. Hyde. Limpiando la cocina estaba la chica que estos días se encarga de ello. Por darle conversación le he preguntado por la tienda Boesner para ir a comprar materiales de pintura. Me ha indicado un lugar que no era, el Modulor, pero la tienda era del mismo estilo, un Media Markt de bellas artes. Y he decidido acercarme, así ocupaba la mañana.

Cuando he llegado allí se me han puesto los ojos como platos. “¡Ahora puedo hacer cualquier cosa que se me ocurra!¡Aquí hay de todo!”, he pensado. Enseguida he detectado un bote de pintura verde del mismo color que mi tela de croma. Después un spray, que sería más rápido. Varios lienzos, cajas de colores, un cuaderno con papel para pintar en acuarela, pinceles… estaba tirado de precio, aunque al final se ha hecho la suma y mis compras se han convertido en el regalo de reyes de mi tío, con el dinero que me ingresó en el banco. Porque del dinero de la beca… “fumando espero”.


A la vuelta he reorganizado la habitación para tener más espacio para pintar. He convertido la cama en sofá-cama, y así poder darle las dos funciones y estar más cómodo. He empapelado la pared con papel de periódico para poder pintar sobre ella y poder ahorrarme un caballete. Y he hecho la prueba para hacer desaparecer mi brazo. Una capa rápida con el spray verde, grabar y editar con el Final Cut. Perfecto. Cuando se pasa a blanco y negro la fusión con el fondo que queda detrás es prácticamente imperceptible. Puedo hacer Desaparecer. Le acabo de enviar un mensaje a Cyril por si quiere ser mi director de fotografía. Lo de quitarse la pintura es otra larga, larga historia de rascar, agua caliente, lavavajillas y paciencia. 



Después de comer me he puesto a editar el primer haikumetraje  inspirado en los haikus de Irene. He utilizado de fondo música de Debussy, muy apropiada, y he jugado con la luz y los barcos de papel teñidos de rojo. Lo importante, una vez más, el ritmo y la conexión imagen-música. Ha salido algo delicado y sutil, como un buen haiku. Estoy contento con el resultado. Haiku I – Senyal, al igual que un haiku tradicional que consta de tres versos, de cinco, siete y cinco moras, está compuesto por tres secuencias de cinco, siete y cinco planos, respectivamente. Igualmente se sigue la poética del haiku, que generalmente se basa en el asombro y el arrobo que produce en el poeta la contemplación de la naturaleza. 




Haciendo tiempo, mientras esperaba a que el vídeo se subiera a Internet para poder enseñárselo a Irene y que me corrija el texto si he hecho mal la traducción al inglés, he empezado un lienzo en acuarela. Solo he podido darle una primera capa de amarillo, muy suave. Es interesante pintar en acuarela, va todo tan despacio, es todo tan sutil… creo que intentaré pintar un paisaje. De momento, ese fondo amarillo me servirá de atrezzo para Desaparecer.

Y entre unas cosas y otras he conocido a la nueva coreana, la que vive encima de mí y cuyo nombre no voy a escribir hasta que no lo vea escrito yo antes, porque si la pronunciación ya es difícil, escribirlo será más complicado que el de Lye, que hablando hoy con Sergio resulta que no se llama Lye, sino Liu. Y Liu debe de ser el apellido, no el nombre, que acabo de descubrir en la web de Glogau, recién actualizada, y que es Yunyi. Así pues, Liu Yunyi[1] siguiendo la posición oriental de apellido y nombre.

Y para rematar el día he escrito la crítica de La gran estafa americana. No la he enviado porque he visto que se estrena a finales de mes en España. La enviaré por esas fechas. Mientras tanto seguiré por aquí con los glogauers en este carnaval de las almas con el que me cruzo cada día. Sí, hoy he visto Carnival of Souls (Herk Harvey, 1962).

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