lunes, 3 de febrero de 2014

2-2-2014. Cien metros para el cementerio

2-2-2014

Cien metros para el cementerio

El corte de pelo termino a las dos de la mañana. A las siete y media ya estaba preparándome para irme con Cyril y compañía al cementerio de Südwestkirchhof Stahnsdorf. Antes de salir he recibido un Whatsapp de Miny con la fotografía que me hizo después de cortarme el pelo. Cyril ha alquilado una furgoneta. En ella íbamos él, su ayudante, las dos actrices y yo. Mi función, básicamente, era ser el GPS con mi teléfono móvil. Una vez allí, me he puesto a sacar fotografías y hacer una documentación de la grabación. Hemos estado casi cinco horas para grabar siete planos en los que las actrices sólo tenían que caminar entre los muertos. El cine da trabajo, en todos los sentidos: por un lado, lleva mucho tiempo preparar una película, un cortometraje, etc. Por otro lado, también es una de las industrias que más trabajo, y más variado, puede dar si las producciones son de determinada escala, pues para montar un escenario, sea decorado o exteriores, se requiere gente iluminado, conductores, catering, atrezzistas… casi todas las profesiones pueden participar en una película, y esto hace que me pregunte por qué no se apoya más al cine, una industria capaz de generar mucho empleo.

El cementerio era un frondoso bosque nevado con las tumbas esparcidas por doquier, dejadas de la mano de Dios, escondidas entre matorrales. Un cementerio como los de las películas, y es que ya ha sido escenario de algún que otro film, no es para menos. He visitado la tumba de F.W. Murnau, uno de mis cineastas de referencia.

Grabar allí ha sido muy especial, aunque no ha sido sencillo. El primer plano, como siempre, es el que más trabajo lleva. Hay que preparar el equipo, adaptarse al lugar, coger ánimos… también hay más energías e ilusión que motivan a cuidarlo con detalle. El primer plano, como siempre, ha salido como la seda, ningún problema asomaba en el horizonte. Pero pronto, “arriad la velas”. La capilla, nuestra segunda localización, estaba cerrada. El hombre que tenía que abrirnos no había acudido. Hemos perdido casi una hora esperando, probando a enviarle correos, buscando números de teléfono, nada. Nos hemos ido a grabar el tercer plano del plan de rodaje pensando que lo volveríamos a intentar más tarde. Ha empezado a llover. El plano empezaba en nádir enfocando al cielo, con lo que las gotas empañaban el objetivo al instante. Esto, unido a un dificultoso movimiento de cámara, ha provocado repetir varias veces la toma, con la actriz pelándose de frío: lleva ropa deportiva muy fina y la cabeza rapada. Pero al final lo hemos conseguido (o eso parecía). El último plano que teníamos que grabar tampoco ha salido como se esperaba. La actriz, que tenía que pasar por detrás de unas estatuas a la misma altura de sus cabezas, era bajita y Cyril no encontraba la solución para el problema. No encontraba el plano ideal y ha estado probando muchas posibilidades. Al final ha terminado cambiando de objetivo y grabando con más distancia. Las grabaciones, como siempre, nunca salen como se esperaban. Lo mejor es sacar la idea, luego ésta se va diluyendo como la lluvia en la nieve. Al final hemos vuelto a la capilla, y el hombre seguía sin aparecer, así que final de día de rodaje y a las tres estábamos en casa. Mañana más.

Al llegar a casa me he puesto a revisar correos y he subido a Facebook la fotografía que Miny me había enviado por la mañana. Mientras me preparaba la comida, la imagen ha empezado a ser un éxito en mi muro, y eso que he indicado que no se mostrase, pudiéndola ver únicamente la gente que recibe notificaciones de mis actualizaciones. Algunas personas se interesan por mi vida, eso hace que uno se sienta un poco más alegre. El saber que hay alguien que se interesa por ti. He comido viendo un capítulo de The Big Bang Theory.

Cyril me ha llamado para ver los brutos de la grabación. Le he dicho que creo que faltan planos en la secuencia y que si tiene que volver al cementerio aproveche para grabar algo más de recorrido, que no sea una secuencia en cuatro planos tan guionizados. Aunque la posibilidad de volver a la misma hora y con las mismas condiciones climáticas son muy complicadas. Los planos que ha grabado están bastante bien, pero parece no estar muy convencido. Personalmente, los encuadres creo que habría hecho los mismos, pero prescindiría del contraplano o de los planos más narrativos, dejándolo todo al espacio abierto. Es curioso la proximidad de pensamiento que tengo con Cyril, muy similar pero con algunos detalles que nos diferencian. Eso está bien.

Antes de que llegara Miny me ha dado tiempo de editar las fotografías del rodaje y escribir un correo a Agustín, Iván y Tarín para que sean mis tres referencias para la residencia en Vermont. Después se ha perdido la conexión a Internet. Ha llegado Miny y hemos subido a la cocina del segundo piso a cenar. Hoy ha cocinado pasta con salsa de verduras a base de zanahorias, paprika y tomates que he cortado yo. Durante la cena, yo intentaba conectarme a Internet. Tenía una notificación de Juan Carlos que me había etiquetado en un post en el que decía: “mira quien ha fallecido parece ser por sobredosis”. Pero no me decía quien, y yo sin Internet. Sigo sin saberlo y estoy de los nervios, porque si Juan Carlos me ha etiquetado expresamente a mí es porque será alguien a quien seguramente le tendría aprecio. Después de cenar, no has visitado Yunyi. He terminado de fregar los platos y he preparado te y café. Hemos tenido una agradable conversación sobre la posibilidades de Miny para quedarse y el plan de trabajo que tendrá ocupada a Yunyi todo el año. Durante la charla, Cristina, la nueva glogauer, antes de entrar a la ducha ha hablado un rato con nosotros contándonos como le ha ido el día. A Miny y Yunyi les hace gracia escucharnos hablar en español y gesticular tanto. Le he dicho a Miny: “¿no conoces a ningún italiano, verdad?”. Antes de irse, Yunyi nos ha invitado a tomar tarta y café mañana. Me he ofrecido a invitarlas a la tarta ya que Yunyi terminó sus estudios hace un par de días y vamos a celebrarlo. Al final, he conseguido leer otra notificación que si decía quien era el fallecido: Philip Seymour Hoffman. Un palo.
Cien metros para el cementerio
Cien más, y estamos cerca ya
Gente importante con los pies por delante
Y los demás por la puerta de atrás
Los diligentes van en clase preferente
Y aquellas chicas que quisiste matar
Cien metros para el cementerio
Cien más, y estamos cerca ya

Y las mariposas que había en la pared
Ya cubren la alfombra del cuarto del hotel

Cien metros para el cementerio (Los Punsetes)


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