martes, 18 de febrero de 2014

17-2-2014. La camarada Kim va volando y el montaje patinando

17-2-2014

La camarada Kim va volando y el montaje patinando

Desde la una hasta la seis he estado editando la secuencia de Miny y la imagen para el catálogo. De cuatro a seis tenía preparada Her (2013) de Spike Jonze, pero la secuencia me estaba trayendo de cabeza y no he podido ver la película. Intentaba hacer como un puzzle-collage en el que cada fragmento fuera desapareciendo y dejara ver debajo la fotografía seleccionada para el catálogo. Al mismo tiempo, en la imagen se podría ver una reconstrucción exacta del escenario sumando el conjunto de diferentes planos, con lo que habrían muchas Miny, pero un mismo escenario. En la pista de audio he generado una fusión de las diferentes indicaciones que se van solapando y/o alternándose. El primer montaje duraba casi diez minutos, este segundo apenas llegaba a los cincuenta segundos. Ni el uno ni el otro funcionan. Deberé intentar otra cosa. Por cierto, al final, en el catálogo van a poner las dos imágenes, la de Miny y la de Hanneke, porque quieren que no haya hueco en blanco en la página, sino que sea a página completa las imágenes, con lo que con dos podrán cubrir los huecos.


Entre render y render he empezado a repintar el cuadro en el que estoy trabajando ahora, y que me parece que cada vez que lo toco lo voy empeorando. A las seis nos hemos ido al cine Babylon. Estrenaban una película norcoreana y venía gente del equipo a presentarla. Tanto para Miny como para mía era la primera película norcoreana que veíamos. Antes, nos hemos reunido con Javier para hablar un rato. Él ha ido a ver Pepe, el andaluz, un documental español muy interesante que yo también quería ver, pero me he decidido por la norcoreana. La española supongo que más adelante estará en Filmin. La película era Comrade Kim Goes Flying, que había sido posible realizarla debido a su cualidad de coproducción con Europa y por ser un extraño objeto publicitario de Corea del norte, su gente, su espíritu y su casta (la que el gobierno quiere vender al exterior), y para el lucimiento de su ciudad Pyongyang. Todavía dudo si el pastiche a lo Douglas Sirk que hemos visto era así pretendidamente, una parodia del régimen; o realmente había que tomarse en serio una realización, guión, actuación, etc. tan naíf. De todos modos, la película nos ha sorprendido y ha sido una experiencia interesante. Hay más películas norcoreanas en el ciclo, quiero acercarme a ver alguna, pero el precio de las entradas es prohibitivo. Si vuelvo será sólo a una más.



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