27-2-2014
Cabras
Cyril
se fue por la mañana. No tenía despertador, así que antes de irme a correr le
he dado un toque a la puerta y me he despedido. A la vuelta, su habitación
estaba vacía. Volverá dentro de un mes, pero ya no a la residencia. Le he
prometido que cuando vuelva le invitaré a la mejor pizzería de Berlín. Cyril se
ha marchado. Después me he ido a caminar. Quería pasarme todo el día caminando.
Me he ido al zoo, que está a siete kilómetros de casa y me permitía seguir
caminando por el parque mientras veía animales. Aunque los animales no parecían
muy felices. Suena a tópico, pero es así. Me parece bien que hayan zoos que
protejan a los animales de los cazadores y de la extinción. Pero no todas las
ciudades del mundo necesitan zoos. De hecho, ninguna ciudad necesita un zoo.
Estos lugares deberían estar en montañas o lugares bien abiertos donde los
animales tengan espacio de verdad, y a ser posible dentro de su ecosistema.
¿Qué pinta un oso polar en Berlín? Pero como todo esto ya lo sabemos, no voy a
detenerme en ello.
Tenían
la espina de no haber podido grabar a la cabra que vi en mi primera semana en
Berlín. Hoy he podido grabar muchas cabras. Siempre he querido hacer una
película con cabras. Si aparece una cabra, una película es más divertida e
interesante. Esta no es mi película definitiva con cabras, pero por algo se
empieza. He aprovechado los primeros planos y el juego de miradas para crear
una diálogo entre acciones y observadores, que al final ha resultado ser una
especie de ley de vida representada por las cabras, con los ancianos mirando y
marchándose cuando se aburren, los adultos peleándose y los jóvenes
aprendiendo. No lo he visto hasta que me he puesto a editarlo.
Cuando
he llegado a casa, Sergio y los chicos de la oficina estaban limpiando la
habitación de Cyril. Por la noche he ido con Yunyi y Cristina a ver Nymphomaniac. Me ha parecido muy
(sarcásticamente) divertida, tal como me dijo Matthew. A Yunyi y Cristina no,
para ellas ha sido muy triste. Y tienen razón, es una historia triste, pero von
Trier la aborda con su habitual humor. Aún así, me esperaba algo más
interesante. Al no estar subtitulada en castellano me he fijado más en las
herramientas fílmicas que utiliza, en el montaje, etc. y me ha parecido
bastante simple y resultona, pero no realmente profunda. Y ahora pienso hasta
que punto el cine de von Trier es realmente interesante, al menos sus últimas
películas, que parecen buscar más escandalizar, tanto dentro como fuera de la
pantalla que el verdadero resultado de la verdad que se esconde detrás de cada
imagen.
Cuando
volvíamos a casa ha empezado a llover.
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