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martes, 14 de enero de 2014

13-1-2014. Liberarse

13-1-2014

Liberarse

Tal como estaba previsto, por la mañana he editado la segunda correspondencia fílmica[1] sobre el muro de Berlín. Lo más complicado ha sido grabarme la voz, y no por cuestiones técnicas, sino porque mi voz, mi dicción, mi problema al pronunciar la erre suave y mi entonación no son las más adecuadas para acompañar desde el off. Seis minutos de repeticiones leyendo el primer párrafo de Historia de dos ciudades, de Charles Dickens:

Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero no teníamos nada; caminábamos en derechura al cielo y nos extraviábamos por el camino opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere al bien como al mal, sólo es aceptable la comparación en grado superlativo.

La construcción, la tristeza, el dolor, la violencia y el derrocamiento del muro de Berlín van acompañados por la música de Erik Satie. Al final, el muro a día de hoy, dividendo la pantalla en dos y comparado el lado del este, que se ha occidentalizado con los grafitis de artistas contemporáneos, y el lado del oeste, dejado, como si hubiera formado parte del periodo soviético. Me pregunto si todavía se puede considerar a Berlín una historia de dos ciudades, más allá de las apariencias. Sobre estas imágenes, el texto de Dickens, que pone la duda en la contradicción y que nos hace pensar si estamos viviendo en los viejos tiempos. Porque el relato del escritor inglés es tan vigente hoy como en el año en el que se publicó: 1859.



Cuando estaba puliendo algunos detalles y recolocando planos, ha llamado a mi puerta Giulz, Giulietta. Iba a empezar a trabajar en su obra y me avisaba por si quería grabarla. Eran las once de la mañana. Hemos terminado a las siete. He empezado utilizando el trípode y cuidando los encuadres, como siempre, buscando el motivo del vídeo, aquello que lo hiciera diferente a las secuencias de ESOC, de Hanneke y de Desaparecer. En un primer momento he pensado en dividir la pantalla en tres, y así he estado grabando al principio. Pero el pulpo que está construyendo con alambres y una especie de plastilina, en tres dimensiones y que atravesará el showcase, me rompía en todo momento los ejes que necesitaba respetar para poder dividir después la pantalla. Así que vuelta a empezar y seguir buscando la esencia del trabajo de Giulz. Cuando se han ido Sergio y los demás becarios, y nos hemos quedado solos, ella se ha puesto música para trabajar. Música electrónica, impulsiva. “Trabajar con música me libera”, me ha dicho en italiano. Poco a poco he ido cogiendo el ritmo de la música con mi cámara y he terminado dejando el trípode a un lado y grabando a mano, con zooms, con desenfoques, con rápidos movimientos de cámara… yo también me he liberado de la estricta minuciosidad del plano estático y me he dejado llevar por el ritmo y el movimiento constate de Giulz mientras trabaja. Ahí estaba lo que haría a esta secuencia diferente del resto, y lo que definía la forma de trabajar de Giulz: la efusividad, el movimiento, la plasticidad, el desparpajo.



A media tarde hemos hecho una pausa para comer. Ella ha cocinado arroz y yo he bajado una hamburguesa vegetariana y otra cosa, también vegetariana pero que no se exactamente lo que es, aunque está muy buena. Hemos comido bien y hemos descansado un rato, hablando y practicando el españitalianglish. Me ha preguntado cuantos años tenía, pues me echaba varios más pero dudaba. Le he dicho que veinticuatro, los mismos que ella. Se ha sorprendido de que ya esté trabajando en una residencia artística. “Tu sei molto piccolino”. Al parecer, lo normal es llegar aquí con veintiséis o veintiocho como poco, y que la media suele estar en los treinta. “Io non sono molto normale”. Después hemos hablado del futuro, de cuando ella termine el Erasmus y yo la beca. A los dos nos gustaría viajar por el mundo trabajando en lo nuestro…: “quel cosa lo che vogliamo tutto”, le he dicho. “Essere libere per fare il nostro lavoro”, me ha dicho ella.

Después de comer hemos seguido trabajando. Por la tarde me he centrado más en los planos cerrados, de detalle, de su trabajo con las manos dando forma a los alambres que forman los tentáculos del pulpo y de su profunda mirada que analiza cada detalle de la estructura. Se lo he dicho claramente: “Il tuo occhi sono molto cinematografico”. Sus ojos felinos, a medio camino entre Anna Magnani y Sofía Loren, son muy intensos en cámara.  Cada persona tiene un rasgo que destaca, hay que saber encontrarlo; después, (con)centrarte en ello ya tienes una actuación vibrante y sugestiva para el espectador.


A las sietes hemos tenido que parar. Han llegado los de la clase de dibujo con modelo y no podíamos molestarles, tal como habíamos acordado con Sergio. Nos hemos despedido y me he subido a la habitación. Cyril estaba en el pasillo, haciendo pruebas para su película. Necesita convertir nuestro pasillo en una sala de espera de hospital, y para ello necesita adecuar la iluminación. He hecho de modelo de luces para que pudiera comprobar como quedaba el espacio y las proyecciones de luz y sombra sobre un cuerpo.

Llevamos sin Internet desde las ocho. Así no puedo adelantar trabajo. Necesito Internet para corregir los errores de mi traducción y poder subtitular la correspondencia fílmica y subirla a Youtube y Vimeo. También para poder presentar Desaparecer al Notodofilmfest. Y también, para poder descargarme la música que estaba escuchando Giulz y así poder empezar a editar su secuencia, que me va a costar mucho. Liberarme ha implicado una grabación más rápida, más divertida, más dinámica, pero que conlleva mucho más montaje. Ahora, entre todo el caos de las casi dos horas de grabación (de sólo la construcción de dos patas del pulpo) tengo que encontrar los rayos de luz que saquen la esencia del trabajo de Giulz, y condensar todo ese tiempo entre dos y tres minutos, no más. Por eso no quiero empezar a montar hasta no tenerlo todo grabado, para así poder hacerme una idea del tiempo que requerirá cada escena de la secuencia final. Pero si no hay Internet, de algún modo tendré que aprovechar el tiempo. Dicen que Internet libera, pero es todo lo contrario, te absorbe. El mismo nombre lo dice: la Red, como la que caza pulpos como el que esta fabricando Giulz. Hasta que vuelve Internet seguiré con la dichosa acuarela.

Apéndice:
Son las dos y media de la mañana. Internet no ha vuelto todavía. Me he pasado tres horas pintando la maldita acuarela. He escuchado el disco de León Benavente, los tres de Triangulo de Amor Bizarro y el primero de Los Punsetes. Me he grabado mientras pintaba, pero hacía tanto el ridículo cantando y bailando De la monarquía a la criptocracia y Ellas se burlaron de mi magia, que he preferido borrar el vídeo. He roto un pincel y desgastado por completo dos. He utilizado tres nuevos y abierto las pinturas acrílicas. La pintura a pasado por mil fases. Por un momento ha sido el retrato de una pelirroja, después de una pelirroja de espaldas, después de una flecha con ojos de chino, después una V, después un fondo neutro verde con diferente tonos y un punto central naranja, después ya no lo recuerdo. Al final, he pesando en Giulz, su estilo de pintura y las palabras que me ha dicho hoy, que ya he olvidado, me han venido a la mente en un momento de inspiración. Al final sobre el fondo verdaderamente liso y lleno de capas y matices he dejado caer goteras y chorros de verde tóxico, el mismo que utilicé para pintarme los brazos. Sobre esto he pintado desde la lejanía con el poco spray rojo que me quedaba, y luego, una vez más he hecho un Pollock con el verde. Poco a poco, el lugar en el que la pintura en spray y el acrílico verde chorreante se mezclan está subiendo y ganando superficie. Tres horas, mucha pintura derramada y todo para esto. Cuando solo te mueve el impulso no se puede llegar a ningún lado. Cada capa venía con una idea, pero que rechazaba al ver un error, hay que se persistente. Por otra parte, y ya lo he comentado anteriormente, pasar el tiempo pintando, aunque sea por el puro placer de pintar y hacer la del ensayo y el error y repintar sin parar, es una actividad que estimula al cerebro y descarga la tensión acumulada. Cuando se haya secado la pintura y vea el resultado final, si es decente, creo que se la regalaré a Giulz.

lunes, 13 de enero de 2014

12-1-2014. Soñar, montar, grabar, importar... el tiempo no se puede detener

12-1-2014

Soñar, montar, grabar, importar… el tiempo no se puede detener

Después de varias noches, he dormido como un tronco. Pero los sueños se han ido convirtiendo en pesadillas y los recuerdos recientes en premoniciones futuras. De todas formas, a lo largo del día, los sueños se han difuminando y ahora los recuerdo vagamente. Sólo me quedo con la fuerza que genera un acontecimiento y lo importante que es para el subconsciente, para luego convertirlo en un sueño y darte claves, mostrarte errores y recordarte soluciones. Me he despertado pronto, pero no me apetecía levantarme de la cama, así que he retomado el relato de Antonio Luque, La mina, que empecé anoche. Cuando lo he terminado de leer me  he levantado y he comprobado el correo.


Anoche envié varios correos que todavía no habían tenido respuesta. Se presentaba un día tenso, con la cabeza partida en dos, con muchas preocupaciones. Pero leer las entrevistas a Gainsbourg mientras desayuno siempre anima. Tengo que apretar con el libro, que Cyril se marchará y no lo habré terminado. Después me he puesto a editar el making of de Desaparecer, que formará parte del documental sobre la residencia. Quería hacer una secuencia tipo, y breve, como las de Hanneke o ESOC, y he hecho lo que he podido, pero aún así dura unos trece minutos. Lo bueno es que cada secuencia tiene un estilo diferente, lo que me va dando ideas sobre como enfocar el documental final. En esta ocasión, al grabar yo mismo el making of e interpretar el cortometraje, no podía hacer otra cosa que colocar la cámara en el lugar adecuado y dejar grabando. Lo que ha dado largos planos-secuencia estáticos, dignos de una película rumana contemporánea.  Aún así he podido jugar con el montaje: un inicio a lo Naranja mecánica (Stanley Kubrick, 1971); después he ido alternando la forma de mostrar la grabación con el plano en cámara, para que no fuese todo el rato lo mismo. Primero vemos un montaje “convencional” de grabación de la grabación y después grabación real del plano, después lo vemos con las repeticiones, sin alternar ambas grabaciones, la siguiente toma desde la cámara de grabación del corto, etc. Ha quedado largo porque los planos son largo y el efecto de cortar cuando se va desarrollando la acción dentro del mismo plano es algo que no me gusta nada estéticamente. Dura trece minutos, pero creo que está bien resuelto. Me he tenido que cargar varias escenas que tenían momentos interesantes, pero lo más representativo de cómo trabajar en otro idioma, con efectos especiales, repeticiones, esperas y en un espacio tan cerrado pero sacándole tanto partido, ha quedado bien reflejado. Todo este trabajo para un cortometraje de tres minutos y medio que mañana o pasado enviaré al Notodofilmfest y podré publicarlo. 


Me daba palo quedarme todo el día en casa. Encima estaba yo sólo. Cyril ha salido a ver a un amigo francés que solo viene los fines de semana. Yunyi también se ha ido. He cogido el portátil, me lo he llevado a la cocina y me he puesto la banda sonora de Koyaanisqatsi (Godfrey Reggio, 1982) compuesta por Philip Glass mientras me preparaba una hamburguesa de tofú y me la comía. La calidad, la variedad y el precio de los productos orgánicos y vegetarianos en Berlín es incomparable. Aquí este estilo de vida es más que una alternativa, se puede llevar a cabo y es más saludable, ecológico y respetuoso con los animales. Una contradicción en un país que en los mercados navideños sólo vende longanizas.

Al final he salido de casa. No quería irme por mucho tiempo, pues me sabía mal no seguir adelantando faena. Hoy era domingo, pero para mi como si fuese lunes, todos los días los cuento como laborables. Hago lo que me gusta y no tengo horario ni obligaciones que me impidan dejar de trabajar. Tenía pensando irme hasta Alexanderplatz y volver, pero serían muchas horas perdidas. Así que, viendo que ya estamos a doce y tengo que enviar la segunda correspondencia fílmica, me he ido al muro de Berlín, a la East Side Gallery a grabar con el teléfono móvil.  En realidad quería grabar el Tiergarten con nieve, pero como no nieva me lo he tenido que replantear.


Una vez allí he ido pensando sobre que podría tratar el vídeo. Al llegar lo he visto claro. Rosabel me hablaba ayer de un proyecto al que le tiene que dar vueltas sobre lo que representa la caída del muro de Berlín y si la ciudad seguía teniendo dos lados y demás. Algo sobre lo que estuvimos hablando un rato en el contexto de si realmente existió en algún momento eso que llamamos Europa, como un contiene unido y en la misma dirección. Pues esta idea va a sobrevolar la segunda correspondencia. Y, de paso, se la enviaré a Rosabel por si le da alguna idea para el proyecto. Partiré la pantalla en dos, por un lado el este, por el otro el oeste. Después, imágenes de archivo de la historia del muro de Berlín. Sobre las imágenes quizás lea un fragmento de Historia de dos ciudades (1859) de Charles Dickens. Me he dejado el libro en Castellón, pero supongo que podré encontrarlo por Internet.


Al volver he terminado de exportar la secuencia del making of y he escrito y publicado la entrada de mi blog de cine, Anuncios para coches. Esta semana sobre Béla Tarr[1]. Nada más he terminado toda la faena, me ha llegado un mensaje de Irene enviándome el texto de Desaparecer traducido al inglés. No tenía nada mejor que hacer, así que me he puesto a subtitularlo. Menos faena para mañana, que creo que igual tengo que empezar a grabar a Giulz con su trabajo para el showcase.

Como me sabía mal haber caminado tan poco rato, apenas dos horas, quería ir al centro de la ciudad por la noche. Me he puesto una película corta y no muy pesada, pues no tenía la cabeza para nada más. Pi (1998), que me la había recomendado Cyril y era la única que le gustaba de Darren Aronofsky. Cuando se ha terminado he pensado que era domingo, y probablemente estaría todo cerrado y habría poco ambiente, así que me he quedado en casa. He importado todo el material que he grabado del muro de Berlín y he buscado los vídeos que utilizaré como material de archivo. Así, mañana por la mañana podré ponerme a editar. Siempre hay trabajo, por mucho que adelantes las cosas. Cuando has terminado una, sale otra. Pensando en la librería Bartleby, en la posibilidad de que venga Sr. Chinarro y que en unos días igual me reúno con Bet, me ha venido una idea para hacer un Littlesecretfilm. Mañana o pasado iré concretando la posibilidad preguntando en la librería la si puedo grabar allí. Las ideas fluyen como si estuvieran en una cinta de Möbius.

martes, 24 de diciembre de 2013

23-12-2013. Krampnitz

23-12-2013

Krampnitz

Con las botas puestas nos hemos dirigido a Krampnitz. Y allí hemos pasado todo el día. Hemos tenido que rodear el recinto para encontrar una entrada por donde colarse. Una vez dentro, el mundo era nuestro. Grandes caserones abandonados, con goteras y el papel de la pared raído por el tiempo. El suelo se levantaba, los cristales de las ventanas tenían agujeros de balas  o estaban hechos pedazos. Habitaciones de arena con inmensos charcos de agua. Nuestros pasos hacían crujir el sonido. Silencio, crujidos, el disparo de la cámara… los únicos ruidos. También algún cuervo que nos seguía. Otra vez: Stalker. El lugar era increíble. El manicomio (o eso parecía), la escuela, un pequeño barrio familiar, varios edificios… El lugar era gigantesco. Se nos ha hecho de noche y hemos tenido que volver.


Yo he hecho unas ochocientas fotografías, de las cuales sólo he salvado doscientas. Y lo mejor para describir lo que hemos visto (o al menos mi forma de ver el lugar) es con las fotografías[1]. A Cyril parecía que la ISO no le funcionaba muy bien y no ha salido muy contento con sus imágenes (me las ha enseñado y yo pienso que son buenas, algunas, no todas; como me ha pasado a mí, que he descartado quinientas por malas o reiterativas). Pero para él lo de menos eran las fotografías, pues estaba buscando una localización para su próximo film y la ha encontrado. Krampnitz es el escenario ideal, es como tener tu propio pueblo abandonado. Es como tener tu pequeño estudio de Hollywood pero mejor, con más historia, con más presencia, esencia, más verdadero, nada prefabricado, natural.


A saber la de historias que habrán sucedido en cada una de las habitaciones en ruinas en las que hemos entrado. De recuerdo me he llevado un periódico soviético que ahora decora mi habitación. Nuestra experiencia de hoy será otra historia que habitará ese lugar. En el camino de vuelta, Cyril me ha hablado de su novia taiwanesa que conoció en la misma residencia hace unos meses. Yo le he dicho que tengo una prima china. Me lo ha contado después de preguntarme si creo que encontraré novia en Berlín, a lo que le he respondido encogiéndome de hombros, abriendo las brazos con las palmas de la mano hacia arriba y diciendo: “maybe, who knows. My friends told me: You need a German girlfriend, blonde and rich”. Nos hemos reído y hemos llegado a casa con la alegría de haber aprovechado bien el día. Con las fotografías que he hecho hoy, las de la Ballhaus de Grünau, y si vamos a algún otro lugar de estas características, tengo para hacer una pequeña exposición fotográfica sobre la decadencia y el paso del tiempo, sobre otra forma de desaparecer aquí.



Al llegar a casa me he encontrado con un mail de los becados del Hàbitat Artístic que están trabajando en Castellón. Me han enviado su correspondencia fílmica de la plaza del ayuntamiento[2]. Y no podía ser más original. Han aprovechado que son cuatro y han hecho una misma carta con cuatro miradas diferentes del lugar. El proyecto está cogiendo forma. Espero con ganas el resto de correspondencias.

Carta 1 from Becas Habitat 2013/14 on Vimeo.

Mientras tanto esta noche me recrearé pensando en como habría sido Krampnitz cuando estaba llena de vida. Al caminar por sus calles y entrar en las casas no podía evitar al sensación de que alguien nos estaba siguiendo, que nos vigilaba. Los fantasmas del pasado. Y me he acordado de mi prima (aunque eso lo hago todos los días) pensando en que está noche no podría dormir si hubiese venido con nosotros y se hubiera atrevido a entrar (cosa que nos habría costado mucho conseguir).


viernes, 13 de diciembre de 2013

13-12-2013. De una carta al absurdo racional

13-12-2013

De una carta al absurdo racional

Cantan Los Planetas: “Sale el sol, ilumina todo el sistema. Sale el sol, y nosotros aquí dando vueltas. Sale el sol, nena, es hora de que estés despierta. Sale el sol, lo sé, pero no tengo las pruebas. Sale el sol, nena, aunque salga por Antequera. Sale el sol, no puede ser que no lo  veas”. Y menos mal que no lo veías, Rosa Luxemburgo, porque te jugabas salir o no salir en la película, esa era la cuestión.

El plan de grabación no podía haber estado mejor calculado. El sol llegó como hubiera predicho Gandalf: “Espera mi llegada con la primera luz del quinto día, al alba mira al este” y los turistas más felices que en una buena francachela. A mi no me ha hecho mucha gracia, pues al correr las cortinas y descubrir que el sol estaba radiante he temido por la estatua que me faltaba grabar. De todas formas he salido, pues con un poco de suerte podría hacer un encuadre donde el sol no la rozase y luego en posproducción intentar corregirlo para que no desentonase con el resto. Pero he tenido suerte y la estatua de Rosa Luxemburgo estaba debajo de una especie de puente que hacia de recibidor al edificio de la Neues Deutschland, con lo que no recibía la luz del sol y el plano con un poco de etalonaje puede pasar perfectamente junto con los demás.


Así pues, a priori, doy por terminada la grabación de Sad Song. Mañana me pondré con la edición, que se prevé “fácil”. Las estatuas irán por el orden cronológico de los personajes que aparecen. La faena está en buscar a todos los personajes registrados y ver a que fecha corresponden. Creo que eso me va a llevar un tiempo.

Después de grabar a la amiga Rosa me he puesto a trabajar con la primera correspondencia fílmica para la parte del proyecto titulada “El jardín”, y que será una serie de cartas de paisaje urbano que pongan en relación las ciudades de Berlín, Barcelona, Madrid, Rotterdam, Bruselas y quizás se apunte una chica de Canadá. Las primeras correspondencias tendrán como lugar en común la plaza mayor o la plaza centro neurálgico de cada ciudad.

En mi caso ha sido la Alexanderplatz. Como era la primera carta he querido hablar de que la llegada a la capital alemana implica una aclimatación a cambios como el tiempo y las costumbres. Del sol y la rasca de la costa este española al frío y la niebla del norte de Alemania. La llegada ha coincidido con la temporada de los mercados navideños.
Como buen cinéfago, he visto la serie de Fassbinder Berlin Alexanderplatz (1980) y he decidido que mi primer lugar a retratar sería la plaza central de Berlín. Allí me he encontrado con dos Berlines diferentes: la de la mañana (fría y callada) y la de la noche (viva y alegre). Este punto de encuentro a la vez grande pero hogareño me ha recordado a Castellón. 
En esta primera carta he querido reflexionar sobre el tiempo y el cambio. Y que lo mejor es siempre ir bien acompañados durante el viaje, por ello he decidido terminarlo, aprovechando que aquí me encontré con un Homer, con una broma de Los Simpson que hace referencia a las navidades.


Desaparezca aquí. Carta 1 de Atom, desde Alexanderplatz (Berlín). Diciembre 2013 from Atom Samit on Vimeo.

Quiero que las cartas, al menos la mías, tengan un tono ligero y entrañable, sincero. Que tengan una pequeña reflexión pero no sean tan sesudas como puede ser Sad Song. Lo importante también es reflejar bien lo que implica cada punto de la ciudad que voy a ir plasmando y aprovechar el momento en el que se encuentra. Por eso, este parte del proyecto es más poética, o de una poética más suave. Evidentemente no puedo renunciar a mis tics como el uso del plano general, el utilizar o hablar de canciones, o el fundido encadenado (que me ha costado descartarlo para Sad Song), pero si no los utilizase no sería una correspondencia personal mía.

Entonces, cuando la veo, al final me saca una sonrisa y pienso en el pequeño (y puede que un tanto contradictorio) discurso sobre el tiempo que he planteado. Veo la ligereza y los planos y dudo de la calidad de mi propia obra. Quizás la he editado demasiado rápido o la he dejado en el aire. Tengo la sensación de que podría haber hecho algo mucho mejor. Pero también creo que cada vídeo y su resultado son parte del momento en el que uno se encuentra y como quiere decirlo, por lo que si ha salido así, así tenía que salir. No es una carta vacía, tiene sus ideas interesantes y refleja fielmente el retrato de la Alexanderplatz en vísperas de navidad. Quizás le falta intensidad a la parte nocturna, no lo sé. Hay algo, no se el qué, que no me termina de convencer. También es verdad que es la primera correspondencia fílmica que escribo, y encima no a una persona, sino que he tenido que dirigirla a cuatro artistas en Castellón (dos de ellos de Hispanoamérica), a Montecarlo en Barcelona, a Sofía en Bruselas, a Paco en Rotterdam y a Anna en Madrid. Espero que al menos les resulte agradable y sepan (y quieran) corresponderme con sus visiones de sus ciudades y las comparen con la que yo les he enviado. Por lo demás, espero ir mejorando con cada carta, y al recibir las suyas ya poder comenzar a entablar un diálogo, con lo que todo será más fácil.

Hablando de Anna, hoy he ido a ver una pequeña exposición colectiva en la que participa y que exhibían aquí en Berlín. Estaba en un bar de copas a unos cuarenta minutos al sur de donde vivo, en el Schloss Neunschweinsteiger (en serio, yo no se como pueden hablar así, sin vocales. ¿Cómo una palabra puede tener tres eses y una sola vocal?) La exposición se llama Rational Absurdity (Absurdo racional) e iba sobre collage. El trabajo de Anna, como Annita Klimt[1], en collage me gusta mucho. Es sencillo pero penetrante. Utilizando apenas dos imágenes es capaz de crear un sinfín de lecturas, es poesía en imágenes, casi un haiku, sin palabras. Hace poco consiguió financiar un libro que ha preparado junto a una amiga, Carmen Juan Romero, que aúna los collages de Anna con los poemas de Carmen. Me alegré mucho, pues que hoy en día un(a) artista que lo vale pueda salir adelante, y hacerlo de manera totalmente independiente, es todo un mérito.


Al regresar a la residencia he ido a hablar con Irene para comentarle que al final no me voy a hacer la cuenta en el banco, pues para lo que gasto y el tiempo que voy a estar, sacaré una buena cantidad mensualmente y arreglado. Las comisiones tampoco son caras y a partir de enero las transferencias entre países de la Unión Europea ya no llevarán comisión. Un problema menos. Me queda la escuela de idiomas. Como tuve que hacer la grabación de Sad Song a contrarreloj por cuestiones climatológicas, lo he dejado como propósito de año nuevo.