sábado, 28 de diciembre de 2013

27-12-2013. Orcas, Marilyn Monroe y Jesús

27-12-2013

Orcas, Marilyn Monroe y Jesús

Sr. Chinarro soñó “que Murcia iba a desaparecer. La noche pasada soñé, Granada ya no existía, ni rastro de Almería, la noche pasada soñé. No, no sé para qué, no sé para qué me desperté”. La noche pasada yo no soñé con Babieca, sino más bien con Willy la orca. Fue un sueño de lo más raro. Para cenar había visto un capítulo de Los Simpson en el que Lisa se hace amiga de una ballena que queda varada en la orilla y a la que no puede salvar. Supongo que ese habrá sido el desencadenante de mi aventura onírica. No recuerdo mucho, sólo que me tiré por un tobogán y caí dentro de una piscina. Era como un parque acuático para niños. Quizás por ser el mayor un hombre me dijo que entregara la ficha, que mágicamente había aparecido en mi mano, a la mesa y así podría continuar con una aventura especial. En la mesa me pusieron un sello y entonces el hombre activó un mecanismo que abrió un contenedor que se asía sobre la nada, flotando en el cielo, y dejó caer sobre la piscina, que había multiplicado su tamaño unas diez veces, a una enorme orca. En el resto del sueño el hombre me enseñaba a bucear y a manejar las aletas. Recuerdo estar la mayor parte del tiempo en lo más profundo de la piscina. Casi tan profundo como estar al final de una gran falla submarina. Veía la silueta de la orca a lo lejos. Al final conseguía acercarme a ella y tocarla. Me ha despertado la alarma del teléfono móvil. Pero era el primer aviso, así que he cerrado los ojos y he vuelto a dormirme otros cinco minutos más en los que me ha dado tiempo de tener otro extraño sueño en el que me planteaba lo famosa que era Marilyn Monroe. Creía que era tan famosa como Jesús, pero lo repensaba y no podía ser porque de Jesús nos hablan ya en el bautismo cuando no tenemos ni memoria, en cambio a Marilyn hasta no llegar a los once o doce años pues es complicado conocerla de por sí.  He pensado si mi prima la conocería. Al final me he despertado y la duda de si Marilyn era más conocida que Jesús se ha quedado en el aire. Creo recordar haber visto un póster de Niágara (Henry Hathaway, 1953) antes de irme a dormir, quizás sea esa la causa del porque de Marilyn en mis sueños.


El mismo cabello rubio y ondulante tiene Hanneke, a quien hoy he grabado mientras pintaba un mural en la pared exterior de la residencia. Me comentó el otro día que me avisaría si lo fuera a hacer, así que me he quedado esta mañana en casa esperando a que llamara a mi puerta. Para matar el tiempo he seguido adelantando con el montaje del video abstracto de Mañana de miércoles en la Pariser Platz de Berlín, al que he decidido cambiarle el título por Fracturas pero que tampoco me convence. Como estoy montando al ritmo de la música y con cada golpe hago un corte y edito de manera completamente diferente al plano anterior, el montaje me está llevando su tiempo y apenas he adelantado un minuto en las casi tres horas que he estado trabajando antes de que Hanneke apareciera.

No podía haber salido mejor día. El tiempo es realmente extraño. Ayer llovió un poco y nos sobrevolaron nubes de tormenta. No hemos visto rayos de sol desde hace dos semanas. Y hoy, de repente, cuando tengo que grabar en exteriores y con buenas condiciones de luz para aprovechar la radiante luminosidad del pelo de Hanneke, ha salido un sol cegador. Lo llamaría suerte, pero me pasa tan a menudo que el clima me acompañe que dudo de quién “decide que ande perdido en corrientes circulares en el tiempo. El que transforma los diamantes en quejidos y lamentos. El que se encarga de que salgas y que yo me quede dentro”, como cantan Los Planetas. Y dudo todavía más después de haber hablado con Sergio por la tarde. Le he preguntado si es normal que a estas alturas no haya nevado todavía. Me ha dicho que no es nada normal. Me ha contado que hace tres años, el veinticuatro de octubre ya tenían capas de veinte centímetros de nieve. Y que el año pasado los alemanes rezaban para tener una blanca nochebuena en las calles y al final, el día de antes, les nevó. Pero que lo de este año está siendo exagerado. No hace el frío que suele hacer, no nieva, no llueve… Será que me he traído el tiempo de la península, como se suele decir. O como le he dicho a Sergio, es el cambio climático, que no se lo toman en serio y cada año el planeta experimenta cambios más drásticos. Hemos llegado a la conclusión de que cuando nieve caerá una buena y no podremos salir de casa.

Pero mientras espero que las calles se tiñan de blanco aprovecharé la maravillosa luz que sale cuando el sol quiere hacer acto de presencia. Es una luz dura, que lo viste todo de un amarillo tan radiante como los adoquines que llevan a Oz. Y grabar a Hanneke con esa luz ha sido un placer. Es una pena que mi cámara no la recoja como es debido y no pueda controlar la intensidad tal como quiero, pero ver los contrastes que produce al mismo tiempo que las atenuaciones y los contornos marcados ya es suficiente para pasárselo bien grabando. Porque si pones la cámara a contraluz tienes una imagen completamente diferente de situarla a favor de ésta, o si te quedas en el centro puede obtener en el mismo plano las dos tonalidades y ver la evolución lumínica en los adoquines de la calzada. En fin, una gozada.


¡Y cómo se iluminaba el rostro de Hanneke! Se dice que las personas pueden ser fotogénicas o no. Es verdad que hay algunas a las que da igual cómo las fotografíes que siempre van a quedar bien, como mi amiga María. Pero en realidad la fotogenia está en manos del que hace la fotografía y las condiciones lumínicas en las que se encuentra. Y hoy, la verdad, bañada por esa luz tan potente, Hanneke no podía ser/estar más fotogénica. Una pena que mi cámara de vídeo no lo haya podido captar a la perfección, pero con el esbozo de la realidad ha sido más que suficiente.

Llevo cinco párrafos y todavía no he hablado sobre qué consistía su pieza. Lo que ha hecho ha sido triplicar el show case pintado dos rectángulos blanco idénticos al espacio que ocupa la ventana de exhibición. La pieza se llama, creo, xtra. Al hacerla en la calle, y conmigo grabado desde la distancia, la situación se ha convertido en una performance en público que llamaba la atención de todo aquel que pasaba.


Al comienzo no estaba muy fino con los encuadres. La incerteza de no saber que iba a suceder me hacía dudar, y los primeros ocho o diez planos no estaban bien encuadrados, movía el trípode, no acertaba a intuir las acciones que Hanneke podía realizar y no conseguía pillarla en un momento concreto… cuando me he adaptado todo ha ido a mejor. Para crear más cercanía y confianza le he preguntado si conocía a Paco Dalmau sabiendo que tendría una respuesta afirmativa. Así que con eso he roto el hielo y se ha sentido más a gusto, pues ya no la grababa un extraño sino alguien conocido, un amigo de un amigo, y eso se nota. También mi capacidad para desaparecer con la cámara. Enseguida se ha olvidado de que estaba allí y ha trabajado con toda la normalidad del mundo. Cuando me acercaba para hablar un instante y darle un momento de pausa se cambiaba el chip, yo volvía a aparecer, le mostraba mi interés y me acercaba un poco más. Cuestión de ganarse la confianza. Para ello, también la he ayudado a volcar la pintura en el cubo, ayudar a sacar y guardar los materiales o limpiar el suelo después de que pelara la pared para alisarla antes de pintar.

Cuando hemos terminado he visto que Sergio y Hye estaban guardando cuadros y he decidido grabarlo también. Quedaban apenas un par de cajas y un lienzo, así que no he podido grabar mucho. Además, Hye necesitaba ayuda para bajar unas cajas que pesaban un quintal y he dejado la cámara grabando y he ido a ayudarla. He descubierto el sótano de la residencia, lleno de cuadros, cajas misteriosas y secretos. Hye se va en unos días. He aprovechado la ocasión para decirle si le puedo hacer la entrevista. Tímidamente me ha dicho que se lo pensará, pero que le da vergüenza y, además, estos días esta muy liada con el traslado. Es comprensible.


Puestos a ayudar, que cuesta poco, le he echado una mano a Sergio para intentar arreglar el embozo que se ha producido en nuestro cuarto de baño.  Tirando de mis escasas habilidades de fontanero heredadas poco más podía hacer que indicar un par de soluciones fáciles cómo detectar la cañería que había que abrir. El suelo de la cocina se nos ha inundado. El olor era insoportable. Ventanas abiertas. Fregonas en modo curling. Caminar sobre las aguas. Lo hemos desatascado un poco, pero no lo suficiente. Sergio ha echado unos polvos de sosa caustica que había comprado, pero no han hecho mucho efecto. He llamado a mi padre para ver si nos podía ayudar desde la distancia, que de esto sabe. Lo que me ha explicado ya lo habíamos hecho. El problema estaba todavía más abajo, y ahí no podíamos llegar. Sergio ha echado el resto del bote de sosa caustica limpia tuberías después de volver a vaciarlas de agua. Lo dejaremos así el fin de semana, a ver que pasa.

Para rematar  el día me he puesto una película griega: Mikres Afrodites (Nikos Koundouros, 1963). Con esto y todo lo sucedido a lo largo de hoy ya tengo suficiente material para que mi cabeza vuelva a tener sueños bizarros sobre orcas, Marilyn Monroe y Jesús. Y es que ya lo dicen Triangulo de Amor Bizarro: “Moriría en la cruz otra vez, si pudiese por San Fred Astaire, de Jesús el peinado tener”. 

viernes, 27 de diciembre de 2013

26-12-2013. Homicidios a orillas del río Spree

26-12-2013

Homicidios a orillas del río Spree

El día se presentaba rutinario y los supermercados continuaban cerrados. He terminado el montaje de la performance de ESOC, quitándole la parte inicial de la preparación, pues me han dicho por correo que cuando actúan como ESOC son anónimos y tendría que emborronar las caras o ponerles un cuadrado negro, cosa que me parece completamente anti estética con lo que he preferido eliminar la mitad de la secuencia. La verdad es que ahora queda mucho mejor. No sucedía nada relevante durante la preparación. Era interesante, mínimamente, pero perfectamente descartable. De la performance de ESOC lo realmente atractivo era la actuación. Ya habrán otras propuestas en las que pueda grabar la preparación del evento.

Con todo cerrado y nada de ambiente no valía la pena salir a la calle. He aprovechado para actualizar la página web del proyecto y elegir las palabras de las entrevistas, que salvo que cambie de idea serán: Name and country, Art, Berlin, Creativity, Apple, Silence, Time, I, Dinosaur, Memory (Historic memory), Spain, Pollock, Exhibition, Musem (or Gallery) y Begin.

También he empezado a trabajar en una cosa que he decidido que se convierta en proyecto: semanalmente mi madre quiere que le envíe un autorretrato. De momento lo estoy cumpliendo y si lo hago hasta que finalice mi estancia tendré suficientes imágenes, y significativas, que muestren el paso del tiempo y mi evolución (aunque sea física) en Berlín. Evidentemente, la pieza no iba a ser tan sencilla como unas simples fotografías de mi mismo (cosa que no me gusta hacer), sino que estos Autorretratos para mi madre (así titularé la pieza) voy a llevarlos al terreno de Desaparezca aquí desenfocando por completo mi figura dentro de la imagen, convirtiéndola sólo en una presencia en el ambiente, una mancha, un borrón, un fantasma que ha habitado esos lugares pero que los ha tenido que dejar atrás, una huella. No subiré el álbum fotográfico hasta que no esté terminado, no vaya a ser que cambie de idea o no me convenzan los resultados.


Después de comer me he puesto una película del festival Márgenes, Torres y cometas (Gonçalo Tocha, 2013) y un cortometraje de Jorge Tur: Si yo fuera tú, me gustarían los Cicatriz (2010). Y he pensado que si estas dos películas han circulado por festivales es que, o hay que tener muchos contactos que te ayuden a colocar tus obras por el mundo, o venderlo tan bien que ni los miren los programadores, o salir de una escuela de cine o un máster con la suficiente influencia para meterte un pie y medio en el mundillo. A ver, que me han parecido interesantes, y esto es una reflexión en general. Pero lo que hago yo juega en la misma liga, pero lo hago sin un equipo que me apoye, es decir, las películas que he hecho hasta ahora no tienen detrás una productora ni mecenas, ni padrinos, con lo que me siguen viendo como un cineasta amateur. Pues bien orgulloso hay que estar de ello, y las palabras de Maya Deren grabadas con fuego[1]:

El mayor obstáculo para los cineastas amateurs es su propio sentimiento de inferioridad vis-à-vis con las producciones profesionales. La propia clasificación “amateur” tiene un timbre apologético. Pero la propia palabra –del latín “amateur”– “amante” significa alguien que hace algo por amor a la cosa más bien que por razones económicas o por necesidad. Y este es el significado por el cual el cineasta amateur debe tomar su camino. En lugar de envidiar el guión y los escritores de diálogos, los actores entrenados, los equipos elaborados y los sets, los enormes presupuestos de producción de los films profesionales, el amateur debe hacer uso de la gran ventaja que todos los profesionales le envidian, llámese libertad –tanto artística como física.
Libertad artística significa que el cineasta amateur nunca es forzado a sacrificar el drama visual y la belleza a una corriente de palabras, palabras, palabras, palabras, a la incesante actividad y explicaciones de un plot, o al despliegue de una estrella o del producto de un patrocinador; de la producción amateur no se espera que retorne utilidades sobre una gran inversión manteniendo la atención de una audiencia masiva y variopinta por 90 minutos. Como el fotógrafo amateur el cineasta amateur puede dedicarse a la belleza y la poesía de lugares y eventos y, desde que usa una cámara de cine, puede explorar el vasto mundo de la belleza y el movimiento… En vez de tratar de inventar un plot que mueva, usa el movimiento del viento o del agua, los niños, la gente, elevadores, pelotas, etc., como un poeta las celebraría. Y usa su libertad para experimentar con ideas visuales; sus errores no harán que lo despidan.
Libertad física incluye libertad de tiempo –libertad de los plazos impuestos por un presupuesto. Pero sobre todo, el cineasta amateur, con su pequeño, ligero equipo, tiene una inconspicuidad, y una movilidad física que es la envidia de la mayoría de los profesionales, cargados como están por sus monstruos de muchas toneladas, cables y equipos. No olvides que no hay trípode construido que sea tan milagrosamente versátil en movimiento como el complejo sistema de soportes, articulaciones, músculos y nervios que es el cuerpo humano, el cual, con un poco de práctica hace posible una enorme variedad de ángulos de cámara y acción visual. Tú tienes todo esto y un cerebro también, en un solo, compacto, empaque móvil.
Las cámaras no hacen films. Los cineastas hacen films. Mejora tus films no añadiendo más equipo y personal sino usando lo que tienes a su total capacidad. La parte más importante de tu equipo eres tú mismo. Tu cuerpo móvil, tu mente imaginativa, y tu libertad para usar ambos. Asegúrate de usarlos.
Maya Deren, Film Culture, Invierno de 1965.

Parecía que salía un poco de sol, ya me había escuchado el disco de León Benavente (gran descubrimiento del día) y he pensado en coger mi cámara analógica para hacer algunas fotos. Todavía no he podido practicar con ella. La luz se ha ido en unos minutos y he tenido que descartar la idea. Pero no quería pasarme “la mañana, la tarde, la noche, tres veces al día y venga otra vez” como hace Sr. Chinarro, un día más encerrado en mi extraña habitación. He cogido la cámara de fotos digital y he salido a dar una vuelta bordeando el río. De la nada ha salido un proyecto de lo más interesante al que he titulado: Homicidios a orillas del río Spree[2], aunque cada vez que pienso en ello me viene el título de una canción de Manos de topo: Tragedia en el servicio de señoras. A veces no se como funciona mi cabeza. House by the river (1950) de Fritz Lang también revoloteaba entre mis greñas mientras sacaba fotografías.



Ha sido una mezcla entre el error, la casualidad y la mente creativa lo que ha dado vida al proyecto. Las horas del día se iban apagando y mi cámara en modo automático ha decidido utilizar el flash. Por supuesto, la foto ha salido horrible. Después me he encontrado con una bicicleta a la que le habían robado las ruedas. Le he hecho una foto, sin flash, pero teniendo que bajar tanto la velocidad de obturación por la falta de luz que por muy quieto que me quedaba la imagen salía ligeramente movida y desenfocada. Para la siguiente foto, tres pequeños postes de colores,  he utilizado el flash. Estaba a mayor distancia que en la primera foto, y el cielo completamente azul,  lo que le ha dado un punto interesante a la imagen. He vuelto a hacerla pero corrigiendo el encuadre para que la luz del flash rebotara contra el primer plano del suelo y no directamente con los postes. Ha quedado un efecto que me ha gustado.


Caminando le he seguido dando vueltas a si utilizar el flash o no. En la siguiente fotografía he probado las dos opciones. La foto con flash, un flash bien pensado antes de disparar, no al tun-tun y a ver que sale, me ha vuelto a convencer. Me ha recordado a las fotografías de archivos policiales que se toman en los casos de homicidios. Como las fotos que estaba haciendo eran de objetos degradados, olvidados, rotos, perdidos y polvorientos a la orilla del río, he decidido trabajar todas las imágenes con el flash como si cada una representase la prueba de un posible homicidio siguiendo la corriente del Spree.


Se ha dado la casualidad de que a medida que iba bajando el barrio se volvía más marginal y la tarde daba paso a la noche. Al subir por la otra orilla hasta he temido por mi vida. La calle apenas iluminada, mis pasos chapoteando por el fango, las largas de los coches que me iban adelantando, las personas con pintas extrañas, una manzana que en lugar de bloques de edificios era como un parque de caravanas abandonado. No se como lo hago para terminar metiéndome en estos lugares sin darme cuenta. No hay verdad sin experiencia, y experimentar esa mala sensación de pasar a formar parte de uno de esos homicidios que me estaba imaginando me ha servido para que mis capturas fueran más urgentes y tenebrosas, más reales. Este día tan rutinario se había convertido en un vértigo de misterio y suspense a orillas del Spree. Al llegar a casa me he puesto Camille Claudel 1915 (Bruno Dumont, 2013), y quizás sea mi cabeza que es capaz de relacionarlo todo aunque sea por el mínimo detalle, pero la película ha conectado perfectamente con lo que ha sido mi día y mi terror a la locura que produce el confinamiento y el hastío.


miércoles, 25 de diciembre de 2013

25-12-2013. ... y un español

25-12-2013

… y un español

Por mucho que mi barba lo ha intentado disimular, al final se ha descubierto el truco y me lo han preguntado. Mi mirada al resto de glogauers, la forma en la que presto atención, mi timidez antes de realizar cualquier acto… demasiadas pruebas para no pasar desapercibido y me lo han preguntado. “How old are you?”. “Twenty four, veinticuatro”. “¿Te graduaste el año pasado?”. “No, hace dos. La universidad hace dos, y el año pasado, bueno éste todavía, un máster en cine documental”. Una vez más soy el más pequeño del grupo, con  un buen margen diferencia. Pensaba que la otra coreana, Hye, tendría más o menos mi edad, pues lo aparenta, pero me saca cinco años. Y es que como me dice mi amigo Juan: “sempre vas per davant de la riuà”.

La verdad es que ya estoy acostumbrado a relacionarme con gente más mayor que yo. De hecho, hasta me siento más cómodo. El otro día realicé un test de esos rápidos y fraudulentos que circulan por Internet y te revelan las verdades del universo y me salió que tengo la edad mental de treinta y dos años. Otro test me dijo que uso al cincuenta por ciento las dos partes de mi cerebro, lo que indica que soy tan creativo como racional, tan ordenado como desorganizado, tan imprevisible como aburrido. En resumen, probablemente no estoy bien de la cabeza. Lo que venía a decir acerca de ser el más pequeño, y utilizo pequeño y no joven para recalcar la sensación de inferioridad e inseguridad infantil que me sobrecoge, es que me da algunas ventajas. Pues por un lado me tratan con más “delicadeza” y comprensión debido a mi presunta inocencia pueril.  Por otro lado, se sorprenden de mis razonamientos y aptitudes para mi edad, cosa que yo no considero que sean para nada especiales, y me tratan con el respeto de una persona presumiblemente inteligente. Mientras no se rompa este encantamiento estoy salvado. Y para seguir ocultando la farsa de que soy un boy scout-zorupo, que más inocente es responsable y más que inteligente es consecuente, sigo la máxima de Groucho Marx (u originalmente de Mark Twain): “es mejor permanecer callado y parecer tonto que hablar y despejar las dudas definitivamente”.

Así que ahí estábamos los seis glogauers y el hijo de Hyeja, y puede sonar a chiste: dos coreanas, un francés, una holandesa, una griega y un español. Como siempre, el español la caga y hace la gracia. Y, por supuesto, nos lo hemos pasado bien. Entre mi “ternura” infantil, mi mal inglés y mis pifias cotidianas les he hecho reír un rato. Les he contado las dos veces que la lavadora tardó cuatro horas en hacer su trabajo, y como la primera vez al no saber cómo funcionaba y no poder abrir la puerta la reinicié unas tres o cuatro veces. Les he contado que me compré por error agua con sabor a manzana y lo estoy pasando mal bebiéndomela. Les he contado como hemos ido esta mañana Cyril y yo al Lidl y “obviously it was closed”. Me he medio inventado una historia sobre que en las cenas de navidad mi prima toca el violín y yo, como no se tocar ningún instrumento, me pongo el objetivo de la cámara de vídeo en la boca y hago como que suena algo “because I not play the guitar, but  I play the videocamera so well”. Cuando Hyeja, viendo estas semanas que no bebo nada y he sido el único que no ha tomado café en la comida, me ha preguntado que qué bebo y les he contado que agua, zumo y horchata. A lo que le ha seguido una larga, dificultosa y extraña explicación de qué es la horchata, que se preparara con chufa, y “I don't understand why no sell over the world, because is so good”.  Y lo de sólo beber agua me ha llevado a contarles que estoy coleccionando botellas vacías para hacer una pequeña pieza para el showcase del exterior de la residencia. Esto les ha hecho mucha gracia hasta que les he contado las intenciones de mi idea: la pieza hablaría sobre el reciclaje tanto medioambiental como político, “specially in Spain we need a political change”, sobre la necesidad de un cambio de mentalidad de la gente a estos dos niveles. Por ello las botellas de agua vacías irían rellenas con noticias de periódicos, siendo también una crítica a esos panfletos en los que se han convertido los diarios. Después de explicarles, no sin dificultad, esta idea, las risas se habían convertido en sonrisas de criterio y entendimiento.

Más allá de mis anécdotas, y mucho más interesante, ha sido la conversación sobre la cultura coreana. Hyeja y Hye, que también nos han preparado dos platos típicos de su país, nos han contado que allí no se celebra la navidad, sino el “Día de la primera luna llena”, y nos han enseñado a través de Youtube una actuación de canto tradicional coreano en la que se narra un típico cuento que habla sobre un conejo y la luna. La actuación, donde no había más que una mujer cantando y un hombre tocando un característico tambor coreano, me ha recordado mucho al flamenco. Quizás haga una pequeña pieza en vídeo sobre esto. Ante nuestra expectación de cómo la mujer modulaba la voz, Hyeja y Hye nos han hablado del tiempo que es necesario para prepararse y poder cantar de esta forma. Nos has recomendado una película que trata este tema y se llama Seopyeonje (Kwon-taek Im, 1993)

Por fin me he quedado con el nombre de la chica rubia del pelo rizado: Hanneke, como el apellido del director de cine. Hanneke van der Werf, y hace unas pinturas muy coloridas e impresionantes[1]. En su página web[2] he descubierto que es amiga de Paco Dalmau[3], el artista vila-realense a quien entrevisté para Nomepierdoniuna[4], afincado en Rotterdam y que va a hacer desde allí sus correspondencias fílmicas para el proyecto.

El nombre que ahora se me escapa es el de la amiga griega de Hanneke, y eso que también me ha caído estupendamente. Creo que se llama Marion, pero no estoy seguro. De toda formas, me ha dicho que el día dieciocho de enero va a exponer en algún lugar de Treptow de cuyo nombre no quiero acordarme (no es que no quiera, es que no puedo) una pequeña instalación de vídeo. Espero descubrir el lugar y poder ir. Cuando se acerque la fecha le preguntaré a Hanneke.

Evidentemente, a la chica griega enseguida le he hablado de Theo Angelopoulos, de que una de las cosas que más ilusión me haría sería ir al festival de cine de Tesalónica y de qué escribí un artículo sobre el nuevo cine griego hace poco tiempo. Se ha sorprendido agradablemente de que conociera nombres como Yorgos Lanthimos, Rachel Tsangari, Yannis Ecominides “and others who names I can't pronounce very well”. 

Y es que el cine elimina las fronteras. Sólo con pronunciar el nombre de algún director/a, película y hablar de sus rasgos básicos, la otra persona siente que tienes un verdadero interés por su cultura, y eso hace que te miren con otros ojos y ganarse su respeto. Porque tan respetuoso es apreciar la cultura que uno recibe como interesarse por la de los demás. Y el cine es una herramienta perfecta para hacerlo. Con Hyeha y Hye me ha sucedido lo mismo que con la chica griega cuando les he mencionado a Kim Ki-duk como un cineasta coreano contemporáneo que en sus últimas películas trata de hablar de la importancia de conservar la cultura tradicional en un país que, como todo el mundo, se está viendo absorbido por tendencias made in USA.

Poco a poco la comida ha llegado a su fin y nos hemos despedido. Me he enterado de que Hye se va de la residencia a finales de este mes, es decir, en cinco días. Mañana intentaré terminar de preparar las preguntas para la entrevista y enviarle un correo para preguntarle si se la puedo hacer antes de que se vaya. De momento, algunos como Hanneke o Kuno ya me han respondido que sí. Las haré después de navidad, “this days are for eat and relax”, le he dicho a Hanneke.

Para terminar la comida hemos hecho una ronda de idiomas, propuesta de la chica muy simpática chica griega. Uno a uno hemos ido diciendo el nombre de cada mes del año en nuestro idioma. Como no podía ser de otra manera el español ha sido el más gracioso con su sílabas fuertes y terminaciones palmarias: “marzó, mayó, julió, septiembré, diciembré…”, decía con comicidad. También los meses en coreano han sido graciosos de escuchar porque, según hemos entendido a raíz de la explicación de Hyeja, los nombres de los meses vendrían a ser “mes uno, mes dos, mes tres…” así hasta diciembre. Y es que resulta que, como Cyril se había tenido que marchar, los que quedábamos teníamos raíces lingüísticas completamente diferentes: la griega, la germánica, la latina y la coreana. Una diversidad cultural que hace que el mundo, y el día de navidad, sea mucho más interesante y divertido.